La Psicoterapia profesional, con sus psicologías subyacentes, es cuestionable en el mejor de los casos, perjudicial en el peor y como mínimo es una falsificación espiritual. Por un lado existe suficiente evidencia bíblica y científica para suspender o eliminar la industria de la psicología secular y al mismo tiempo también eliminar la industria de la "Psicología Cristiana." Por otra parte, no somos lo suficiente ingenuos para creer que la abrumadora cantidad de evidencia científica apoyando su eliminación, será tenida en cuenta por la mayoría de los cristianos.
Lamentablemente, muchos no están interesados en leer acerca de la evidencia bíblica y científica porque, contradice sus suposiciones ya establecidas acerca del asesoramiento (o consejería) psicológica. Según la investigación, no sólo es la psicoterapia menos eficaz de aquello que pretende ser, pero en muchos casos incluso es perjudicial. Después de examinar numerosos estudios de eficacia de la psicoterapia, el profesor universitario e investigador, quien es ampliamente reconocido y cuyo nombre es Dr. Robyn Dawes nos dice, "no existe evidencia positiva que apoye la eficacia de la psicología profesional". Dawes continúa diciendo "al evaluar la eficacia de la psicoterapia nos ha llevado a concluir que los profesionales psicólogos no son mejores psicoterapeutas que quienes no han recibido un entrenamiento mínimo e inclusivo; también se les puede comparar con aquellos que no han recibido ninguna clase de entrenamiento; así que podemos concluir en que estos profesionales son simplemente más caros".
En realidad, el Dr. Lawrence LeShan, cuando era presidente electo de la Asociación Humanista de Psicología dijo: "La Psicoterapia puede conocerse en el futuro como el mayor engaño del siglo veinte".
Aunque el ministerio bíblico del alma ha existido durante miles de años, la psicoterapia es algo relativamente nuevo. Han sido solamente en la segunda mitad del siglo veinte que Cristianos empezaron a confiar en la psicología más que en la Biblia en resolver los problemas de la vida. Como resultado, la psicología, ha desplazado gran parte del Cristianismo y el cuidado de las almas. Incluso para los cristianos, la psicoterapia y sus psicologías subyacentes han contaminado el ministerio puro de la Palabra de Dios y la vida de Cristo en el creyente.
Hoy en día muchas personas entusiásticamente creen que las teorías de orientación psicológica, camufladas con una amplia variedad de estilos y colores, contienen los secretos y respuestas para ayudar a la atribulada alma. Su confianza en el poder curativo de la psicoterapia ha aumentado, a pesar de la ausencia de una prueba substancial de cualquier grado de efectividad. Persuadidos por las afirmaciones de los psicoterapeutas, la gente no llega a cuestionar la validez de esas afirmaciones, se niegan a examinar la investigación de esta supuesta ciencia, y ciegamente creen en los mitos populares acerca de la psicoterapia.
En nuestras encuestas locales y nacionales, hemos encontrado que la gran mayoría de las iglesias envían a sus feligreses que tienen problemas, ya sea familiares, conyugales o personales, a estos licenciados profesionales. Unos 60 años atrás, no existía tal referencia de una iglesia a una oficina de psicoterapeuta, porque en ese entonces no existían estos licenciados psicoterapeutas. Pero ahora la iglesia que no consulte a un licenciado terapeuta o haga uso de sus libros, es una gran excepción.
¿Cuál es el problema con estos pastores que están apartando a sus feligreses de los oráculos de Dios y enviándolos a las oficinas de éstos usurpadores de Dios? Lo más desconcertante en todo esto es que enviando gente a psicoterapeutas éstos pastores y otros ministros en la iglesia están, en efecto, negando la suficiencia de la Palabra de Dios y del Espíritu Santo para ministrar en las pruebas, tribulaciones y sufrimientos, ¡que indudablemente son cosas que debemos enfrentar en la vida!
La iglesia posee grandes y divinas promesas de Dios, las cuales están contenidas en Su Palabra, y que siempre triunfa sobre el prestigio actual, y las promesas y declaraciones de los psicoterapeutas, pero hay muchos líderes cristianos y organizaciones que, por sus acciones, aparentemente no creen en esto. Sus actos contradicen sus afirmaciones en la creencia y en la suficiencia de las Escrituras.
Hemos dicho repetidas veces que los cristianos no deben convertirse en psicoterapeutas. Tampoco deben los cristianos consultar a los psicoterapeutas para ayuda. A pesar de nuestras advertencias, y con todo lo que hemos proporcionado en apoyo bíblico y científico, los cristianos continúan convirtiéndose en psicoterapeutas y continúan usando sus servicios.
Todos los psicoterapeutas licenciados han sido educados en la clínica de psicología, de donde proviene la psicoterapia (asesoramiento o consejería psicológica). Cuando ellos aconsejan, deben hacerlo según su formación psicológica secular y de acuerdo a su licencia. Cada estado otorga licencia a sus psicoterapeutas, con los dos títulos más populares que son Psicólogo Clínico y Matrimonio y Terapeuta Familiar. La norma que los psicoterapeutas deben seguir es que ellos tienen que practicar su profesión de acuerdo a los requisitos educativos estipulados en la concesión de sus licencias. Un Psicoterapeuta que es licenciado por el estado y que es honesto no puede convertir la relación de terapeuta/cliente en una sesión Cristiana, ya que eso sería un uso deshonesto de la licencia y podría conducir a la suspensión de la licencia.
Cualquier psicoterapeuta licenciado por el estado debe servir a clientes sin discriminación. Eso significa que un cristiano que está autorizado por el estado a ser un psicoterapeuta debe realizar servicios profesionales a parejas casadas ya sean lesbianas, homosexuales casados o solteros, satanistas, líderes sectarios, etc. Por ejemplo, si una pareja homosexual que está casada viene a un psicoterapeuta licenciado por el estado para consejería, el psicoterapeuta debe hacer todo lo posible, de acuerdo a su entrenamiento profesional, para ayudar a esta pareja de homosexuales a vivir más felices en su estado matrimonial. Algunos de estos Psicoterapeutas Cristianos suelen decir que ellos estarían dispuestos a perder su licencia antes de hacer eso. Sin embargo, para empezar, ningún cristiano debería ponerse en esa situación.
Desde el principio de la Iglesia Cristiana siempre ha habido un método y un ministerio para tratar con los problemas mentales/emocionales. El método dependía de la Palabra de Dios, que describe la condición del hombre y el proceso de alivio para mentes atribuladas. El Ministerio en la iglesia primitiva era un Ministerio de Oración y Sanidad, que trata todos los trastornos mentales y emocionales. Todo este proceso era conocido como la "cura de almas". John T. McNeill, en "Una historia de la cura de almas" describe este ministerio como "el tratamiento curativo y sostenimiento de las personas en aquellas cuestiones que van más allá de las exigencias de la vida animal".
Considerando que había un tiempo en que la iglesia creía, dialogaba y practicaba la cura de almas, es desconcertante que ahora haya cambiado su fe por una cura secular de las mentes. El Dr. Thomas Szasz describe muy hábilmente cómo surgió este cambio: "...con el alma firmemente desplazada por la mente y la mente subsumida como una función del cerebro, se habla de la 'curación de la mente'". El cerebro es un órgano físico, la mente no lo es. Con este giro semántico sutil, la mente (disfrazada como un órgano del cuerpo) fue elevada como un concepto científico y médico, en contraste con el alma, que es una realidad teológica. Se realizó una elección entre un supuesto concepto científico y un concepto teológico. La persona normal no tiene en cuenta que la mente y el alma son conceptos abstractos. Uno es una abstracción de la psicoterapia y la otra es una abstracción de la religión.
Al mismo tiempo que un órgano físico (el cerebro) fue substituido por una abstracción (la mente), otro cambio ocurrió. Mientras que la iglesia había creído que había una relación entre el pecado y las circunstancias que causaban trastornos mentales/emocionales, el psicoterapeuta introdujo el concepto médico de enfermedad para explicar dichos trastornos. Sin embargo, el sufrimiento mental no es sinónimo de enfermedad, sólo hemos sido engañados a pensar que sí lo es. Aceptamos fácilmente la palabra "enfermedad" para referirse a problemas mentales y emocionales ya que era la "amable" y "compresible" manera usada para encubrir la responsabilidad moral — la nuestra al igual que la de ellos.
Existe un problema grave cuando las personas confunden las emociones con un agregado celular (algo biológico) y el pecado con una enfermedad. Tal confusión de palabras conduce a un pensamiento erróneo. Esta misma confusión y error prácticamente terminaron con el ministerio de "cura de almas" en la iglesia. A través de un truco semántico, la mente se confundió con el cerebro, y la denominación errónea de enfermedad sustituyó el concepto de pecado. De esta manera todo el proceso subjetivo, teórico de la psicoterapia se refugió muy cómodamente en el reino de la ciencia y de la medicina. En realidad, la psicoterapia es erróneamente calificada como medicina y es como ciencia una impostora. Con el aumento en la psicoterapia, se observó un descenso en la cura pastoral de las almas, hasta que ese ministerio es ahora casi inexistente.
El Cristianismo es más que un sistema de creencia o un credo teológico. El Cristianismo es fe en un Señor viviente y en Su residente Espíritu Santo. El Cristianismo involucra la vida entera: cada día, cada acción, cada decisión, cada pensamiento y cada emoción. Uno no puede tratar adecuadamente a un cristiano aparte de la presencia permanente de Cristo. Tampoco debe uno separar la parte mental y emocional de la fe Cristiana.
Los verdaderos cristianos, quienes tienen el Espíritu Santo de Dios viviendo en ellos, son seres espirituales; necesitan soluciones espirituales, no sólo intentos psicológicos tratando de resolver el problema. Sin embargo, por mucho tiempo los cristianos han acudido a la iglesia para responder sus preguntas teológicas y han acudido a otros lugares para obtener respuestas a los problemas de la vida.
Se puede comprender que el mundo rechace el Agua Viviente cuando trata de entender y ayudar a individuos quienes están sufriendo con problemas de la vida. Sin embargo, así como el mundo rechazó las respuestas bíblicas, la iglesia comenzó a dudar de su propia doctrina del pecado, de salvación, y santificación en el área de problemas y de relaciones personales. Muchos ministros incluso han dejado su ministerio pastoral para convertirse en psicoterapeutas licenciados.
En los últimos sesenta años, la teoría psicológica ha usurpado el lugar de la práctica espiritual e incluso los cristianos han adoptado la psicoterapia y no la santificación como un medio de resolver los problemas del alma. La Biblia proporciona una base espiritual para la salud mental y emocional y una solución espiritual para los trastornos mentales y emocionales que han sido causados por causas que no son orgánicas. La verdadera salud mental implica la salud espiritual y moral, así como el bienestar emocional. Es imperativo que los cristianos tomen un enfoque renovado en la Biblia y en lo que Dios ha hecho disponible para la salud mental, emocional y para la sanidad. Nunca nadie ha demostrado que la psicoterapia produce mejores resultados que el ministerio bíblico de la iglesia desde el día de Pentecostés hasta el tiempo presente.
La Biblia es el único documento autorizado y que es suficiente cuando se trata de cuestiones del alma. Dios mismo creó los seres humanos. No sólo les dio una alma, sino también les dio Su Palabra con respecto a asuntos del alma, incluyendo "todas las cosas que pertenecen a la vida y la piedad, mediante el conocimiento de lo que nos ha llamado a gloria y virtud" (2 Pedro 1:3). El alma misma, que no es parte física, es la vida interior de una persona, es el núcleo del ser humano. Ninguna teoría psicológica, psicoterapeuta o consejero psicológico puede ni siquiera acercarse a lo que la Biblia es capaz de hacer en relación al alma: "Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta" (Hebreos 4:12-13).
El alma reside en cada persona en su "naturaleza innata," que es común a todos los que están "en Adán" (que han heredado la naturaleza pecaminosa). El espíritu humano se hace vivo cuando las personas son "nacidas de nuevo" (Juan 1:12-13; 3:3-5) y tienen la vida de Cristo en ellos. Podemos leer esto en el libro de los Gálatas donde "el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne" (Gálatas 5:17). Esta batalla dentro de cada creyente entre la carne y el Espíritu continúa hasta que los creyentes entren en gloria con Cristo Jesús. La Palabra de Dios revela los "pensamientos y las intenciones del corazón" de cada persona. La Palabra de Dios no solamente es poderosa y autoritativa; es inspirada por
Dios y suficiente para permitir a un Cristiano a vivir una vida agradable a Dios: "toda escritura es inspirada por Dios y es útil para doctrina, para reprender, para corregir, para instruir en justicia: que el hombre de Dios sea perfecto, completamente equipado para toda buena obra" (2 Timoteo 3:16-17).
La Palabra de Dios ministrada por el Espíritu Santo en la comunidad de creyentes tiene mucho más que ofrecer que la sabiduría psicológica de los hombres. El plan de Dios para salvación y santificación se presenta claramente en la Biblia. En vez de ser atraídos o adoptar la psicoterapia, los creyentes necesitan recurrir a las Escrituras, que describe lo que Dios cumple en un creyente y cómo el creyente es equipado para responder.
"Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él; arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias. Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad"(Colosenses 2:6-10).
En este pasaje, vemos que al igual que los cristianos reciben salvación por la gracia mediante la fe, ellos deben vivir cada día por la gracia mediante la fe. Y así como Jesús es central en la salvación en que se ofreció a sí mismo por sus pecados y les dio nueva vida, Él debe ser la parte central en nuestra vida diaria, de momento a momento. La nueva vida debe ser cimentada en Cristo y edificados en Él. Tienen que ser establecidos en la fe (las enseñanzas y doctrinas) para estar siempre al tanto de lo que Cristo ha hecho y así poder responder como corresponde. Y tienen que ser agradecidos, no sólo en forma parcial sino "abundando en eso con acción de gracias". El cristianismo no es una actividad a pasajera. Debe ser constante todo el tiempo, no solamente cuando la vida es fácil, sino también cuando la vida se pone difícil.
La Escritura en el párrafo anterior también nos advierte sobre la psicoterapia: uno no debe ser embaucado por "filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo", que arruina a los creyentes alejándolos de su dependencia en la Palabra de Cristo y de Dios. El pasaje ensalza a Cristo, en quien "habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad"(v. 9) y que es "la cabeza de todo principado y potestad". Cristo ha hecho que los creyentes sean "completos en Él". Los creyentes necesitan estimular y alentar unos a otros con estas Palabras inspiradas por el Dios de las Escrituras, porque hay una tendencia a olvidar estas verdades, tan vivificantes y esenciales.
Dos veces en el libro de Proverbios (14:12; 16:25) nos dice que hay una manera (la manera del mundo) que parece recto al hombre, pero conduce a una separación de la verdad de Dios (es decir, a la muerte). Oremos para que todos podamos tener siempre en cuenta el consejo del Señor en Jeremías 6:16: "Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma".