Publicado originalmente en Febrero 1, 1994
“Y que desde la niñez has conocido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús” (2 Timoteo 3:15).
El número de falsas creencias que se promueven y reciben con entusiasmo entre los evangélicos es asombroso y crece rápidamente. Tomemos, por ejemplo, un nuevo libro, “Nunca más estar Solitario” o “Sólo No Más” (Lonely No More), de Karen Mains de “La Iglesia al Aire” (The Chapel of the Air). En tal libro ella cuenta cómo adquirió una guía espiritual personal y ponerse en contacto, a través de la visualización, con lo que Carl Jung llamó "el niño idiota interior", a quien ella identifica como "Jesucristo". La profundidad y variedad de delirios que los evangélicos abrazan, parece no tener límites, especialmente si están involucrados en jerga psicológica.
La única protección contra la apostasía acelerada es un conocimiento íntimo de la Palabra de Dios y obediencia a ella por parte de cada individuo. Ser un Bereano que diariamente escudriña las Escrituras (Hechos 17:11) para "probar todas las cosas" (1 Tesalonicenses 5:21) es el antídoto más seguro pero más descuidado contra el error. Este ministerio existe no solo para señalar enseñanzas falsas e insensatas, sino para hacer conscientes a las personas a un amor apasionado por la Palabra de Dios, como la guía suficiente para conocer y amar a Dios, así como para vivir y dar testimonio de Él.
A medida que las falsas doctrinas ganen adeptos y se conviertan en las creencias distintivas de grupos particulares, las sectas van a germinar. Para mantener sus peculiaridades, cada secta niega a los individuos el derecho de entender la Biblia por sí mismos, insistiendo en que sólo sus líderes pueden interpretar la Biblia y que cada miembro debe aceptar su interpretación y edictos como condición para la salvación. Luego viene la afirmación de que la secta tiene otra fuente de revelación de Dios además de las Escrituras: declaraciones "inspiradas" de los líderes de la secta o escritos y tradiciones extra bíblicas peculiares de la secta.
La enseñanza que es incuestionable y obligatoria, proviene de las oficinas centrales de las sectas, ya sea la Sociedad Bíblica y de Tratados “El Atalaya” (Watchtower) de los Testigos de Jehová en Nueva York, la Primera Presidencia del Mormonismo en Salt Lake City, la Iglesia Madre de la Ciencia Cristiana en Boston o el Papa y los obispos Católicos en Roma. Sí, la Iglesia Católica Romana, como cualquier secta, niega a sus miembros el derecho a conocer y entender la Biblia por sí mismos. ¡Ningún Católico puede ser Bereano! Tampoco es esto algo que Roma trate de ocultar.
Por ejemplo, el Vaticano II declara dogmáticamente que "la tarea de dar una interpretación auténtica de la Palabra de Dios... ha sido confiada únicamente al magisterio vivo de la Iglesia". El apologista Católico Karl Keating escribe: "El Católico cree en la inspiración [de las Escrituras] porque la Iglesia se lo dice, y esa misma Iglesia tiene la [única] autoridad para interpretar el texto inspirado". El Catecismo de la Doctrina Católica de los Conversos explica:
“Una vez que ha dominado este principio de la autoridad divina [que reside en la Iglesia], el investigador está preparado para aceptar todo lo que la Iglesia divina enseña sobre la fe, la moral y los medios de la gracia.”
Los apologistas Católicos Romanos están llevando a cabo seminarios y debates en todo el país para negar que alguien pueda ser Bereano. Son típicas las siguientes observaciones en una de esas conferencias de un sacerdote, Enrique Rueda: "La perspectiva del Catolicismo Romano es diametralmente... opuesta a la de los fundamentalistas... porque como Católicos Romanos no comenzamos con la Biblia... empezamos por la Iglesia...". Según los informes, Agustín dijo: "No creería en el evangelio si la autoridad de la Iglesia Católica no me dirigiera a hacerlo."
Como Bereanos, sabemos inmediatamente que Agustín fue engañado. Pablo escribió: "El evangelio... es el poder de Dios para salvación a todo aquel que cree" (Romanos 1:16), ¡y nunca sugirió que su poder provenía del respaldo de algún cuerpo de la iglesia! El evangelio se sostiene por sí mismo sin ninguna referencia a una iglesia, y tiene tal poder de convicción que trastornaron al mundo (Hechos 17:6). A los Tesalonicenses, Pablo escribió: "Vuestro evangelio no os llegó solo de palabra, sino también con poder, y en el Espíritu Santo, y con mucha certeza... y os hicisteis imitadores de nosotros y del Señor..." (1 Tesalonicenses 1:5-6).
Tres mil almas fueron salvadas en el día de Pentecostés sin que Pedro dijera una sola palabra acerca de ninguna Iglesia. No encontramos ningún intento por parte de los primeros Cristianos, que "iban por todas partes predicando la palabra" (Hechos 8:4), para probar que existía una Iglesia infalible que respaldaba lo que predicaban. Se nos dice lo que Felipe predicó en Samaria y lo que Pablo predicó en muchos lugares donde multitudes creyeron. Ni una sola vez hubo referencia alguna a que el evangelio fuera respaldado por alguna iglesia en Corinto, Roma o en cualquier otro lugar.
La Palabra de Dios es "[viva] y poderosa... más cortante que toda espada de dos filos" (Hebreos 4:12). En cuanto a la afirmación de que la Iglesia Católica nos dio la Biblia, obviamente no nos dio el Antiguo Testamento. Romanos 3:2 nos dice claramente que "a [los judíos] se les encomendaron los oráculos de Dios". Los escritos inspirados fueron inmediatamente reconocidos y aceptados como tales por Israel y estuvieron disponibles a medida que fueron escritos. Sabemos que Daniel estaba estudiando a Jeremías (Daniel:9:2In the first year of his reign I Daniel understood by books the number of the years, whereof the word of the LORD came to Jeremiah the prophet, that he would accomplish seventy years in the desolations of Jerusalem.
See All...).
Los profetas sabían que eran inspirados por Dios. Docenas de veces los profetas declararon: "Oíd la palabra de Jehová" o "así dice Jehová" o "la palabra de Jehová vino a mí diciendo" (Isaías 1:10; Jeremías: 5:14; 13:12; 19:3; Ezequiel: 3:16; 6:3; 25:3; Oseas: 4:1, etc.). Y por la guía del mismo Espíritu Santo, aquellos que los escucharon sabían que los profetas fueron inspirados, no porque un grupo de rabinos decidiera que era así. Por el mismo Espíritu, sabemos hoy que las Escrituras son inspiradas por Dios.
El Antiguo Testamento está lleno de referencias a que la Palabra de Dios es conocida y amada por la gente común. Los padres en los tiempos del Antiguo Testamento amaban la Palabra de Dios, la enseñaban a sus hijos, la escribían en los postes de las puertas de sus casas y meditaban en ella "día y noche" (Deuteronomio:6:6-9; 8:3; Salmos:1:2; 19:7-11; 119:97 105; Proverbios:30:5; Jeremías 15:16, etc.). Es evidente que era bien sabido qué libros estaban inspirados, y debían de estar fácilmente disponibles. El hecho de que un "joven" pudiera entender la Palabra de Dios y ser purificado por ella (Salmos 119:9) es prueba de que habla a la gente común y que nunca se necesitó ninguna jerarquía religiosa para autenticarla o interpretarla.
Timoteo estudió el Antiguo Testamento cuando era niño, y no lo aprendió de algunos rabinos, sino de su piadosa madre y abuela. Cristo reprendió a los dos en el camino a Emaús por no creer "todo lo que los profetas habían dicho" (Lucas 24:25). No los habría reprendido si las Escrituras no hubieran sido comúnmente conocidas y estuvieran al alcance de todos. Luego dice: "les expuso en todas las Escrituras las cosas concernientes a sí mismo" (verso 27), indicando nuevamente que todo el canon del Antiguo Testamento era conocido y estaba disponible en ese momento.
El Catolicismo Romano afirma que los concilios de la iglesia decidieron qué libros debían estar en la Biblia. Ciertamente, esa no era la forma en que los libros del Antiguo Testamento eran reconocidos como inspirados. Además, no fue hasta el año 397 D.C., en el Tercer Concilio de Cartago, que tenemos la primera lista conciliar de los 27 libros del Nuevo Testamento. Según el razonamiento Católico, nadie podía usar la Biblia hasta entonces, porque la iglesia aún no había decidido lo que contenía. Por el contrario, el canon del Nuevo Testamento había sido aceptado por consenso al menos 300 años antes del 397. Los concilios anteriores habían citado los libros del Nuevo Testamento en discusiones sobre la doctrina sin que ningún concilio hubiera pronunciado nunca qué libros estaban incluidos en el canon.
¿Cómo sabían los primeros Cristianos qué libros eran inspirados por Dios? Sabían exactamente de la misma manera que los escritos del Antiguo Testamento eran reconocidos como inspirados. Pablo explica cómo se reconocía la Escritura: "Si alguno se cree profeta o espiritual, reconozca que las cosas que yo os escribo son mandamientos del Señor" (1 Corintios 14:37). En otras palabras, cualquier persona espiritual (es decir, una que es inspirada y guiada por el Espíritu Santo) reconocerá las Escrituras por el Espíritu sin que ninguna iglesia las respalde. Así era en el Antiguo Testamento, en los primeros años de la iglesia, y es lo mismo para nosotros hoy.
Job:32:8But there is a spirit in man: and the inspiration of the Almighty giveth them understanding.
See All... nos recuerda: "Pero hay espíritu en el hombre, y la inspiración del Todopoderoso les da entendimiento". Romanos 1 y 2 declaran que la revelación de Dios de sí mismo a través de la creación y la conciencia ha llegado a todos los hombres. Dios le habló a Adán, a Noé, a José, Gedeón y David, etc., sin que existiera ninguna iglesia. Es sobre la base de la inspiración de Dios y la convicción del Espíritu Santo, quien es capaz de convencer al mundo del pecado, la justicia y el juicio venidero (Juan 16:8-11), que toda la humanidad sabe que el evangelio es verdadero.
Cristo es "la luz verdadera, que alumbra a todo hombre que viene al mundo" (Juan 1:9), y lo hace sin la ayuda de ninguna Iglesia supuestamente infalible, cuyos dogmas deben ser aceptados por todos. Juan habla de individuos que son guiados por la unción que tienen de Dios (1 Juan 2:27). Nunca en toda la Palabra de Dios se hace un llamado a algún cuerpo corporativo de líderes para que hagan una declaración infalible de lo que es verdad. ¡Nunca! En Hechos 15, Pablo no apeló a un grupo infalible en Jerusalén cuya palabra era ley. Él iba allí para discutir con los ancianos y corregirlos si era necesario, incluso reprendiendo a Pedro (Gálatas 2:1-14).
En 2 Timoteo 3:16-17 Pablo indica que la Biblia contiene toda la doctrina, reprensión, corrección e instrucción en justicia que el hombre o la mujer de Dios necesita para ser todo lo que Dios quiere que sea. Pero los apologistas Católicos que debaten en todo el país insisten en que "toda la Escritura" de Pablo se refería solo al Antiguo Testamento porque eso era todo lo que Timoteo tenía.
¿Cómo responde un Bereano? Cuando la Biblia dice: "Toda la Escritura," se refiere a toda la Escritura, no solo a lo que se había escrito hasta ese momento. Además, esta es la segunda epístola de Pablo a él, por lo que Timoteo tenía al menos dos epístolas de Pablo. Además, Pablo dice: "el tiempo de mi partida está cerca" (2 Timoteo 4:6), por lo que está a punto de morir. Por lo tanto, ¡todas las epístolas de Pablo deben haber sido escritas!
Ah, pero todavía no estaban reconocidas como Escritura, dice el apologista Católico, porque el Tercer Concilio de Cartago aún no se había reunido. ¡Tontería! Un Bereano notará que Pedro se refiere a las epístolas de Pablo como Escritura (2 Pedro 3:15-16), por lo que deben haber sido aceptadas y estar en circulación. Él usa la frase "las otras escrituras" sin tener que nombrarlas, lo que demuestra que el canon fue acordado y bien conocido a medida que se escribía, al menos 330 años antes de que cualquier concilio enumerara los 27 libros del Nuevo Testamento.
El Catolicismo Romano destruye el espíritu del Bereano. El resultado ha sido la supresión de la verdad; la tortura, la espada y las llamas de las inquisiciones; y el rechazo de la libertad de conciencia y de prensa dondequiera y cuando el Catolicismo estuviera en el poder. Fue el Vaticano el que puso a Mussolini como cabeza del gobierno con su Concordato de 1929. A cambio, el Catolicismo se convirtió en la religión oficial de Italia y se convirtió en un delito decir algo contra la Iglesia Católica Romana. El Vaticano también apoyó a Hitler y fue generosamente recompensado económicamente. El papa Pío XI y sus cardenales elogiaron tanto a Hitler como a Mussolini como hombres de Dios del momento, y se prohibió a los Católicos Alemanes e Italianos oponerse políticamente a ellos. ¡El rechazo del derecho del individuo a ser un Bereano ha traído terribles consecuencias!
Cristo dijo: "Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen" y "a un extraño no seguirán" (Juan 10:27, 5). También dijo: "El que es de Dios oye las palabras de Dios; por tanto, vosotros no las oís, porque no sois de Dios" (Juan 8:47). Él le dijo a Pilato: "Todo el que es de verdad oye mi voz" (Juan 18:37). Pablo dijo que la congregación de la iglesia debía juzgar las palabras del profeta para decidir si eran de Dios (1 Corintios 14:29-31). Necesitamos ser hombres y mujeres de Dios que conozcan la Palabra de Dios y no sean engañados por falsas enseñanzas, sin importar cuál sea su fuente.
Lamentemos y busquemos ganar con el evangelio no solo a aquellos atrapados en las sectas conocidas, sino también a los 980 millones de Católicos Romanos atrapados en las garras de un falso evangelio que los envía al infierno. Se les ha dicho que no pueden ser Bereanos que puedan entender la Biblia por sí mismos. Desafíe a los Católicos a comparar lo que dice la Biblia con lo que se les enseña. Y no son sólo los Católicos los que necesitan este despertar. Miles de Protestantes aceptan ciegamente toda clase de errores sin conocer la Biblia por sí mismos. Desafiémoslos también a ellos.
Es asombroso lo influyente que puede ser un falso maestro. Por ejemplo, gran parte de la teología aberrante de Hagin, Copeland, Hinn y otros se puede conectar a un hombre, Finis Dake. “La Biblia de Referencia Anotada de Dake” presenta, entre otros errores, la idea de que Dios, el Padre, tiene un cuerpo físico similar al del hombre; que Él come, viste y vive en un planeta llamado cielo; que Adán y Eva volaron de ida y vuelta a la luna; que los cristianos seguirán teniendo hijos por toda la eternidad; e incluso que habrá segregación entre las razas en el cielo. ¿Quién podría creer semejante tontería anti bíblica? Multitudes. ¡Y lo aceptan de las notas en una Biblia de "referencia" y que se vendió 30,000 copias en 1992!
Comprometámonos una vez más a ser amantes de la verdad de Dios. Que podamos decir con el Salmista: "¡Oh, cuánto amo mi ley! es mi meditación todo el día" (Salmos 119:97). Y desafiemos con la palabra y el ejemplo a otros a ser Bereanos también.
TBC