¿ESTAMOS PREPARADOS PARA LA BATALLA? | thebereancall.org

T. A. McMahon

Recientemente recibí un boletín de un ministerio que contenía la siguiente exhortación: "La Biblia dice que hay un tiempo para todo. Esta es nuestra temporada para luchar duro, para luchar, para ganar".

Esta declaración hecha en este tiempo presente coincide con el tema principal    de nuestro presente artículo del “Llamamiento Bereano”. Sin duda estamos en la batalla de los "últimos días" (posiblemente incluso de las últimas horas) antes de que Jesús regrese. Las Escrituras nos advierten que Satanás sabe que su tiempo es corto (Apocalipsis 12:12) y está desatando todas las artimañas perversas y malvadas que tiene sobre "los moradores de la tierra".

Por lo tanto, necesitamos toda la sagacidad que podamos encontrar en la Palabra de Dios para que nos ilumine a cómo debemos "pelear la buena batalla de la fe" (1 Timoteo 6:12). En este artículo, presentamos a un hombre de Dios que posee las cualidades que tanto se necesitan en la iglesia de hoy. Su nombre es Nehemías, el hijo de Hacalías, quien escribió la mayor parte del Libro que lleva su nombre. Ciertamente se dio cuenta de los tiempos, y el Espíritu Santo le dio tremendas percepciones sobre lo que los hijos de Israel debían hacer con respecto a una variedad de condiciones muy difíciles.

Por ejemplo, cuando Nehemías se dio cuenta por primera vez de las terribles circunstancias "concernientes a los judíos que habían escapado" y vivían en Jerusalén, su reacción fue: "se sentó y lloró... y oraron delante del Dios del cielo..." Además, confesó humildemente "los pecados de los hijos de Israel, los cuales hemos pecado contra ti: tanto yo como la casa de mi padre hemos pecado" (Nehemías 1:2-6).

Nehemías era un judío nacido en Babilonia durante los 70 años de cautiverio. Era muy apreciado por el gobernante Persa Artajerjes, a quien sirvió como copero y mayordomo del vino. Era una posición importante para probar primero la bebida y la comida del rey con el fin de mantener al rey fuera de peligro. Sin embargo, su deber para con el "rey de reyes"(quizás el gobernante más poderoso del mundo en ese momento) no disminuyó su preocupación por sus compatriotas Judíos y sus luchas en Jerusalén.

El rey Artajerjes se dio cuenta y le preguntó: "¿Por qué está triste tu rostro, si no estás enfermo? Esto no es más que tristeza de corazón" (Nehemías 2:2).

Nehemías explicó: "¿Por qué no ha de estar triste mi rostro, cuando la ciudad, el lugar de los sepulcros de mis padres, está desierta, y sus puertas están quemadas con fuego? Entonces el rey le dijo: ¿Qué pides? Así que oré al Dios del cielo. Y dije al rey: Si le place al rey, y tu siervo ha hallado gracia delante de ti, envíame a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, y la reedificaré” (vv 3-5).

La petición de Nehemías al rey nos dice mucho acerca de su carácter. En primer lugar, él inmediatamente "oró al Dios del cielo". En segundo lugar, su petición le haría renunciar a una posición extremadamente cómoda y honorable para realizar un trabajo que equivalía a trabajos forzados con aquellos que eran los pobres y los cautivos retornados que luchaban en Jerusalén. No era exactamente una vida privilegiada como la que experimentaba en la corte Persa.  

Creo que las cualidades de Nehemías como líder están muy ausentes en el liderazgo de la iglesia de hoy. En otras palabras, hay muchas cosas que podemos aprender acerca del liderazgo de alguien cuyo nombre significa "el Señor consuela". No es casualidad que al Espíritu Santo se le llame "el Consolador". "Pero el Consolador, que es el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas..." (Juan 14:26). No hay duda de que Nehemías fue usado por el Señor para consolar y enseñar a Su pueblo, como veremos más adelante.

La primera petición que Nehemías le hizo a Artajerjes fue que le diera lo que necesitaba para ayudar a su pueblo. Una de las características de un líder piadoso es el altruismo, es decir, uno que está completamente dedicado a los demás. Su petición incluía no solo materiales de construcción, sino también protección contra aquellos cuya intención era frustrar la obra de Dios. Así lo hizo, pero no sin antes buscar al Señor en oración, a la que respondió amablemente: "Entonces les declaré (a los judíos de Jerusalén) cómo la mano de mi Dios había sido buena sobre mí, y así mismo las palabras que el rey me había dicho. Y dijeron: Levantémonos y edifiquemos. Así esforzaron sus manos para bien” (Nehemías 2:18).

Pero como siempre ocurre la oposición a todo buen trabajo surgió y en el caso de Nehemías empezó y se intensificó. "Pero aconteció que cuando Sanbalat, Tobías, los Árabes, los Amonitas y los Asdoditas oyeron que las murallas de Jerusalén estaban siendo levantadas y que las brechas estaban siendo cerradas, se enfurecieron mucho, y conspiraron todos juntos para impedir la reconstrucción del templo y de las murallas (Nehemías 4:7-8).

La respuesta de Nehemías fue: "Entonces oramos a nuestro Dios, y por causa de ellos pusimos guarda contra ellos de día y de noche” (verso 9).

De nuevo, una de las marcas del Consolador es: "Él os enseñará todas las cosas..." (Juan 14:26).

Luego, el Espíritu Santo le dio a Nehemías un plan de acción sobre cómo enfrentarse a los enemigos de Dios. Ciertamente, primero la oración, luego una estrategia para permitir que el trabajo continúe. "Desde aquel día la mitad de mis siervos trabajaba en la obra, y la otra mitad tenía lanzas, escudos, arcos y corazas; y detrás de ellos estaban los jefes de toda la casa de Judá. Los que edificaban en el muro, los que acarreaban, y los que cargaban, con una mano trabajaban en la obra, y en la otra tenían la espada. Porque los que edificaban, cada uno tenía su espada ceñida a sus lomos, y así edificaban; y el que tocaba la trompeta estaba junto a mí” (Nehemías 4:16-18).

Para aquellos que no ven una aplicación para nuestros días, sugiero que la espada en la que podrían pensar es "la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios" (Efesios 6:17). Con demasiada frecuencia, entre los líderes de hoy, mirar a la Palabra de Dios no es una prioridad. Se la considera "poco práctica".

Como suele suceder en tiempos de grandes batallas, lo mejor y lo peor de las personas son expuestos. Las cualidades de liderazgo de Nehemías no solo lo ayudaron a reaccionar y reconocer el problema, sino que "estaba muy enojado" por la forma en que los gobernantes Judíos trataban a sus hermanos ya que practicaban la usura. Básicamente, los mismos Judíos explotaban a su propia gente poniéndolos en una esclavitud financiera cobrándoles intereses exorbitantes. Su solución fue una dura reprimenda: "Entonces lo medité, y reprendí a los nobles y a los oficiales, y les dije: ¿Exigís interés cada uno a vuestros hermanos? Y convoqué contra ellos una gran asamblea” (Nehemías 5:7). 

Nehemías  tomó un actitud inflexible (lo cual es raro en el liderazgo de la iglesia hoy en día) y el resultado fue lo siguiente: "Y dijeron: Lo devolveremos, y nada les demandaremos; haremos así como tú dices. Entonces convoqué a los sacerdotes, y les hice jurar que harían conforme a esto” (Nehemías 5:12).

Hacer lo que debe hacerse siempre es lo correcto, pero puede crear otros problemas. No es de extrañar que surja una manera de aumentar la oposición de parte de los enemigos de Dios, así como una diversidad interminable de ataques, como falsas acusaciones, distracciones, hostigamientos continuos, mentiras descaradas, intimidación, falsos profetas, ataques continuos y más.  

Finalmente, a través de la oración, la obediencia, la guía del Espíritu Santo y a Su gracia, "el muro fue terminado... en cincuenta y dos días" (Nehemías 6:15). Además de esas buenas nuevas, mientras estaba bajo la administración de Nehemías, el Señor hizo que Esdras enseñara al pueblo las Escrituras (¡la espada del Espíritu!), estableciendo un fundamento crítico para que pudieran aprender y obedecer las leyes de Dios. Y mientras lo hacían, el pueblo y la tierra prosperaban.

Sin embargo, durante el breve período de tiempo en que Nehemías regresó a Babilonia desde Jerusalén, muchas personas se alejaron de su gobernación y de las leyes de Dios. La forma en que Nehemías manejó su desobediencia, creo, es una lección en general para cada pastor que cree que ha sido llamado a pastorear el rebaño de Dios. Por supuesto, lo que Nehemías hizo en algunos casos puede parecer duro, incluso escandaloso de acuerdo con los llamados estándares de hoy, pero tres palabras me hablan en voz alta con respecto a su enfoque. Ellas son: No hacer concesiones.

El hacer concesiones, alterar nuestras creencias Cristianas o acomodarse con personas que no siguen las creencias bíblicas, estos términos pueden aplicarse al    ecumenismo, que es un intento de reconciliar todas las religiones que profesan ser Cristianas, incluso aquellas que se contradicen claramente entre sí. Rick Warren, quien es el director ejecutivo de la coalición misionera “Terminando la Obra” (Finishing the Task), es el defensor más conocido del ecumenismo que fomenta la creencia de que "¿no podemos llevarnos bien todos?" que es la clave para la unificación de todas las religiones. Simplemente está siguiendo el compromiso histórico de Billy Graham con la Iglesia Católica.

Esto es lo que Nehemías enfrentó cuando regresó de Babilonia, especialmente con aquellos exilados quienes habían regresado a Jerusalén y estaban practicando “obras inicuas”: "Y llegué a Jerusalén, y entendí el mal que Eliasib le había hecho a Tobías, preparándole una cámara en los atrios de la casa de Dios" (Nehemías 13:7). Eso refleja Hechos 20:29-30: "Porque yo sé esto, que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos".

Eso es solo una parte de la apostasía de hoy que está desenfrenada dentro del Cristianismo profesante. La solución de Nehemías: "Y me dolió en gran manera; y arrojé todos los muebles de la casa de Tobías fuera de la cámara" (Nehemías 13:8).

Durante décadas, aquellos de nosotros que hemos reconocido el contenido completamente anticristo de la psicología y la psicoterapia cristianas, hemos suplicado a los líderes de la iglesia que llenen los tachos de basura con sus mentiras pseudocientíficas. Trágicamente, todo fue en vano. La psicoterapia es la opción de carrera más popular entre los estudiantes universitarios "cristianos" de hoy. ¿Alguien recuerda la enseñanza de que la Palabra de Dios es suficiente y es inspirada por Dios? Por lo tanto, añadirle o restarle consiste en las mentiras del hombre (Proverbios 30:5-6).

Lo que llevó al cautiverio Babilónico tuvo que ver con el quebrantamiento del Sábado (el día de reposo). No es que estemos abogando por la observancia del Sábado (era un requisito para Israel bajo el antiguo pacto), sin embargo, Nehemías vio la ironía: "¿No fueron así vuestros padres, y no trajo nuestro Dios todo este mal sobre nosotros y sobre esta ciudad? sin embargo, traéis más ira sobre Israel al profanar el día de reposo" (Nehemías 13:18).

Nehemías tenía una solución para los que vendían cosas durante el día de reposo (Sabbat): "Y les amonesté y les dije: ¿Por qué os quedáis vosotros delante del muro? Si lo hacéis otra vez, os echaré mano. Desde entonces no vinieron en día de reposo” (Nehemías 13: 21). Obviamente, la "imposición de manos" de Nehemías difiere de la técnica carismática popular, pero era bastante efectiva.

El mal de los matrimonios mixtos religiosos se propagó durante la ausencia de Nehemías en Babilonia: “Vi asimismo en aquellos días a judíos que habían tomado mujeres de Asdod, Amonitas, y Moabitas; y la mitad de sus hijos hablaban la lengua de Asdod, porque no sabían hablar judaico, sino que hablaban conforme a la lengua de cada pueblo” (Nehemías 13: 23-24). 
La solución de Nehemías: “Y reñí con ellos, y los maldije, y herí a algunos de ellos, y les arranqué los cabellos, y les hice jurar, diciendo: No daréis vuestras hijas a sus hijos, y no tomaréis de sus hijas para vuestros hijos, ni para vosotros mismos” (Nehemías 13: 25). Por un lado, la solución de Nehemías, especialmente en nuestros días, posiblemente resulte en pasar tiempo en la cárcel o al menos en un pabellón psiquiátrico. Por otro lado, el dolor que resulta   de un esposo y una esposa cuyas creencias son diametralmente opuestas, terminará siendo una condición,  a largo plazo, mucho más trágica.

Nehemías nos recuerda el matrimonio mixto de Salomón con la hija de Faraón y emite una advertencia. “¿No pecó por esto Salomón, rey de Israel? Bien que en muchas naciones no hubo rey como él, que era amado de su Dios, y Dios lo había puesto por rey sobre todo Israel, aun a él le hicieron pecar las mujeres extranjeras. ¿Y obedeceremos a vosotros para cometer todo este mal tan grande de prevaricar contra nuestro Dios, tomando mujeres extranjeras?” (Nehemías 13:26-27). 

El hecho de que Nehemías abordara el "gran mal" de los matrimonios mixtos religiosos y al mismo tiempo sugiriera una solución muy simple y práctica, la gente en general no le prestaba mucha atención. “Y uno de los hijos de Joiada hijo del sumo sacerdote Eliasib era yerno de Sanbalat horonita; por tanto, lo ahuyenté de mí” (Nehemías 13:28). ¿Qué sabiduría emitió Nehemías: "Lo eché de mí"? Simple, sí, pero es parte de la batalla de la fe a la que hay que prestar atención.

Aunque estas cosas sucedieron en el tiempo del cautiverio en Babilonia, Jesús les indicó que lo mismo y peor ocurriría en el momento de Su segunda venida: "Y estando él sentado sobre el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas? ¿Y cuál será la señal de tu venida y del fin del mundo? Y respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe" (Mateo 24:3-4).

Lo que sabemos con respecto a la estrategia de Satanás, su objetivo general como padre de mentiras es engañar a la humanidad, lo cual comenzó con Eva, convenciéndola de la clásica mentira: "Seréis como dioses" (Génesis 3:5). No hay engaño más grande de aquel que nos roba nuestra verdadera esperanza, la esperanza que solo Jesús, que es la Verdad, puede cumplir.

Nuestra oración es que el Señor levante líderes y padres en la iglesia similares a Nehemías, quien fue un hombre de Dios audaz, que primero oraba, y era desinteresado e intransigente. Necesitarán la ayuda del Señor para guiarlos a través de los peligrosos tiempos de engaño sin precedentes que se avecinan (2 Timoteo 3:1-2).

"Cobren ánimo y ármense de valor, todos los que en el Señor esperan” (Salmo 31:24.)

TBC