En un debate en la radio con James White, me referí al momento cuando Cristo lloro sobre Jerusalén. Señale su expresión de deseo ("Cuántas veces quise") y su lamento sobre la respuesta insensible de Jerusalén ("no quisiste") como prueba de su ofrecimiento sincero de la gracia y del derecho y la capacidad de recibir o rechazar la salvación del hombre:
¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! (Mateo 23:37)
White respondió que Cristo no lloraba sobre Jerusalén y que los que él quería reunir eran los hijos de Jerusalén, y no los líderes religiosos que lo rechazaron. "No quisiste," insistió, expresa la actitud de los rabinos, y no de “Niños” de Jerusalén a quienes él quería reunir bajo su cuidado.
Sin embargo este argumento, le sirve a White u otros calvinistas que lo utilizan. Muy pocos y quizá ninguno de los "niños" de Jerusalén, y mucho menos sus líderes, jamás creyeron en Cristo. Por lo tanto, aunque Cristo solo se hubiera referido a los niños, él estaba expresando un deseo para la salvación de muchos de los que nunca fueron salvos.
¿Lloró en realidad Cristo sobre Jerusalén?
Aquí tenemos un ejemplo más de la manera en que los calvinistas deben torcer las Escrituras en defensa de su doctrina extraña. De hecho, la expresión, "hijos de Jerusalén" o "hijos de Israel," etc., se utiliza a lo largo de las escrituras para indicar "personas" de una ciudad, país o raza, y nunca a sus habitantes no-adultos. Cuando el contexto está destinado sólo a los niños, siempre lo hace con claridad, como "se alegraron también las mujeres y los niños..." (Nehemías 12:43).
La expresión "hijos de Israel" se encuentra 644 veces, "hijos de Ammón" 89 veces, "hijos de Benjamín" 36 veces, "hijos de Dios" 10 veces, ¡y ni una vez en esas 779 instancias se refiere a los no-adultos! La frase específica, "hijos de Jerusalén," se utiliza en Joel:3:6The children also of Judah and the children of Jerusalem have ye sold unto the Grecians, that ye might remove them far from their border.
See All... para los "habitantes de Jerusalén": exactamente como lo hizo Cristo en su lamento. Entre muchas referencias similares a "los niños" y "Jerusalén" (de las cuales ninguna habla exclusivamente de no-adultos) encontramos:
Hay numerosas otras referencias similares, que claramente se refieren a los habitantes de Jerusalén o alguna otra ciudad o país, y ninguno de ellos se refiere exclusivamente al no-adulto. En su gran amor, Cristo está clamando a Israel, como lo ha hecho a través de sus profetas durante siglos y todavía clama al mundo por el cual murió.
Desacuerdos en las filas
No sólo es irracional y anti bíblico el argumento de White (que es utilizado por muchos calvinistas) también hay algunos líderes calvinistas que no están de acuerdo con él. John MacArthur, Jr., reconoce que Cristo está expresando el mismo deseo para salvación de todos los habitantes de Jerusalén que él ha expresado por siglos como el Dios de Israel a través de sus profetas.[1] Él declara que "Jesús llora sobre la ciudad de Jerusalén... no podemos escapar la conclusión de que el amor benevolente, misericordioso de Dios es ilimitado en su alcance... Lucas 19:41-44 da un cuadro más detallado de la tristeza de Cristo sobre la ciudad... "[2] y MacArthur incluso sugiere que "la ciudad de Jerusalén [representa] la nación israelita".[3]
Lutero también declaró, "Por medio de Cristo, Dios vino buscando la salvación de todos los hombres; Él se ofrece a todos; Llora sobre Jerusalén, porque Jerusalén lo rechaza... Aquí Dios encarnado dice: 'me gustaría, y no quieres'. Dios encarnado... fue enviado para este propósito, determinado, diciendo, haciendo, sufriendo y ofreciendo a todos los hombres, todo lo que es necesario para la salvación aunque él ofende a muchos de los que, siendo abandonados o endurecidos por la voluntad secreta de Dios de la Majestad... no van a recibirlo... "[4]
Una contradicción más de su afirmación en otros momentos de la Limitada Expiación, Spurgeon también aplica las palabras de Cristo a todos los de Jerusalén y a todos los pecadores:
En nombre de Cristo he llorado por usted como lo hizo el Salvador y utilizo sus palabras en su nombre, "Oh Jerusalén, Jerusalén, cuantas veces quise juntar a tus hijos como una gallina junta sus polluelos debajo de sus alas y no quisiste..." ¡oh! Dios ruego... a cada uno de ustedes, "Arrepentíos y sean convertidos para la remisión de vuestros pecados..." Y con amor divino él ruega... llorando, "Venid a mí..." "No," dice el hombre de fuerte doctrina, "Dios nunca invita a todos los hombres a sí mismo..." Alto Señor,... Leíste alguna vez... "Mis bueyes y mis animales fueron preparados, y todo está listo; Venid a la boda. Y los que fueron convidados no quisieron venir..." Ahora si la invitación es... hecha [sólo] al hombre que lo acepta, ¿Cómo puede ser cierta esta parábola? El hecho es... la invitación es gratis... "El que quiera venga..." Ahora... algunos de ustedes [pueden] decir al final que soy... Arminiano. No me importa. Te ruego que... te vuelvas a Jehová con todo tu corazón.[5]
Spurgeon hace un excelente punto. Cristo compara el Reino de Dios a una cena a la que los hombres son invitados (Lucas 14:15-24). En la parábola, no hay duda que se extendió una invitación de buena fe, ni tampoco hay duda de que muchos, sino la mayoría de esos invitados sinceramente se negaron e incluso despreciaron la invitación y sufrieron la ira del Señor: "Porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron convidados, gustará mi cena" (v. 24).
El problema es que el calvinista debe explicar cómo Dios puede sinceramente invitarles a su reino por los cuales Cristo no murió y a quienes no ha elegido a la salvación, a quienes desde una eternidad pasada los predestinó al tormento eterno y que ellos no pueden aceptarle porque él retiene de ellos la gracia que necesitan para hacerlo — y luego los castiga por no responder a su "invitación". ¡Cómo es esto! Y ¿por qué él envía sus siervos por las calles y plazas a "obligarles"... a entrar, para que se llene mi casa" (v. 23), si la regeneración es un acto soberano de Dios sin respuesta humana? Y si la fe es un don y la gracia es irresistible, ¿cómo podría elegir rechazar una invitación seria? Spurgeon deja estas preguntas sin respuesta, sabiendo que sería acusado de ser "al final Arminiano".
Tampoco hemos encontrado a ningún calvinista que intente responder a Spurgeon. La única respuesta razonable y bíblica seria abandonar el calvinismo, lo cual Spurgeon no haría, aunque el continuó contradiciéndolo en su predicación. Y por señalar estas contradicciones, yo soy criticado por tergiversar y supuestamente citar erróneamente a Spurgeon.
Contradicciones, contradicciones…
Los calvinistas hablan por ambos lados de la boca para evitar el argumento válido de que el calvinismo niega el amor de Dios para toda la humanidad. Aquellos que tratan de distanciarse de lo que ellos llaman "calvinismo extremo" o "ultra-calvinismo," llegan a grandes extremos para poder aparentar que el Dios del calvinismo realmente ama a todos. Como ya hemos señalado, John MacArthur escribe en vano un libro entero haciendo el intento.[6] No se puede escapar del hecho de que su libro, el cual pretende mostrar que Dios ama a todos, básicamente dice lo contrario.
MacArthur deja claro que aunque Dios supuestamente ama a todos, aunque nunca se propuso salvar a todo el mundo, alegando que si él lo hubiese querido, todos serian salvados. No hay lugar para que cualquier persona pueda aceptar o rechazar una oferta genuina del Evangelio por su propia elección. Así es como cae en contradicciones inevitables. Por ejemplo MacArthur condena a quienes "niegan que Dios ama a todos"[7] ¡pero lo que él llama "Amor" de Dios para los no elegidos no es amor en lo absoluto! El confiesa que "abandonar la lógica es llegar a ser irracional, y el verdadero cristianismo no es irracional".[8] Sin embargo, el sostiene irracionalmente que el amar a "los elegidos de una manera especial reservado sólo para ellos... no hace que el amor por el resto de la humanidad sea menos real."[9]
Él acaba de declarar que "Dios escogió... para salvación... a ciertas personas y paso por encima a otros, y él hizo esta elección en la eternidad pasada... sin importarle nada previó en el electo; simplemente según el beneplácito de su voluntad y para la alabanza de su gloria y de su gracia... (Efesios 1:5-6)". Sin embargo en la siguiente frase, él admite, "parece razonable suponer si Dios amó a todo el mundo, él habría escogido a todos para la salvación... Es necedad pensar que Dios ama a todos por igual o que está obligado por cierta regla de justicia amar a todos equitativamente".[10] ¡Pero al contrario, diferentes "grados de amor" no pueden explicar la diferencia entre predestinar a un grupo selecto al cielo y el resto al infierno, aunque todos podrían ser recibidos en el cielo! ¡No es amor el que predestina al infierno a quienes podría haber salvado! Por lo que MacArthur intenta de dar otra "explicación":
El amor de Dios por el reprobado no es un amor de valor; es un amor de piedad... un amor de compasión... de dolor... de patetismo... el mismo sentido profundo de compasión y la lástima que tenemos cuando vemos a un indigente lleno de sarna, tumbado en la cuneta... un amor genuino, bien intencionado, compasivo, comprensivo...[11]
Aquí vemos la profundidad de la completa irracionalidad en que cae el calvinista tratando de equilibrarse sobre una cuerda floja de que "Dios ama a todos, pero no de la misma manera".
¿Tipos o aspectos de amor?
Uno se horroriza de estas declaraciones tan sorprendentes. ¿Dios tiene un "amor compasivo, comprensivo" genuino para aquellos a quienes él ha predestinado al tormento eterno, a quienes él podría salvar, pero nunca tuvo la intención y para quienes Cristo no murió? ¡Las palabras parecen tener un significado diferente para el calvinista que para la persona común que entiende el amor y la simpatía por la conciencia que ha sido dada por Dios, de la cual parece carecer el calvinista!
La compasión genuina por un indigente no lo dejaría allí, sino que haría todo lo posible para rescatarlo. De lo contrario no es la compasión del buen samaritano, quien cuido al hombre asaltado y en ruina (Lucas 10:33-35) como la hipocresía del sacerdote y del levita que "paso de largo" (Lucas 10:31-32) y dejaron la víctima asaltada y herida a morir y peor aún, predestinado a esa condición. El "amor" que MacArthur atribuye a Dios es como el que condena el apóstol Santiago que dice a uno desnudo y hambriento, "Id en paz, calentaos y saciaos", Pero no le da nada. (Santiago 2:15-16).
Dios a través del apóstol Santiago condena este doble discurso, y sin embargo, ¿Dios mismo es culpable de tal hipocresía? MacArthur intenta escapar la conciencia por lo que sugiere que "en algún sentido Dios ama a sus enemigos",[12] y escondiéndose detrás de la idea de "dos aspectos del amor de Dios — su amor universal a toda la humanidad y su particular amor a los elegidos que no debe ser confundido".[13] ¡Pero un "aspecto" del amor, cualquiera que sea su significado, debe ser amor y no puede ser amor de ningún tipo, ni aspecto, el que predestina a la condenación a cualquiera que podría salvar!
Lutero trata de defender la misma contradicción. Habiendo declarado que Cristo vino a "ofrecer a todos los hombres todo lo necesario para la salvación", añade que "la voluntad de Majestad deliberadamente deja y rechaza a algunos para perecer. Y tampoco es para que lo cuestionemos..."[14] ¿Por qué? ¡No existe una respuesta a tan descarada contradicción, y el esconderse detrás del misterio es irresponsable!
¿Todo lo necesario? ¡Entonces todos se salvarían! Qué declaración más anti-calvinista, sin embargo, Spurgeon aceptó. ¿Cómo podría alguien no estar de acuerdo, ya que esto es lo que Dios mismo declaró: "¿Qué más se podía hacer a mi viña, que yo no haya hecho en ella? ¿Cómo, esperando yo que diese uvas, ha dado uvas silvestres?” (Isaías 5:3-4)
Aquí está el mensaje de toda la Biblia: Dios mismo dice que Él ha hecho todo lo posible para proveer salvación, y Él la ofrece libremente en su amor y gracia a toda la humanidad, pero esta no puede ser forzada sobre nadie; debe ser recibida por fe en su promesa. ¡Dios verdaderamente se lamenta sobre Israel! ¿Qué más pudo haber hecho Dios? ¡Esa pregunta sería una burla si el calvinismo fuese cierto! Él pudo haberlos predestinado a la salvación, extendido Irrestible Gracia, los pudo regenerar soberanamente y darles fe para creer en el Evangelio, si esto es impuesto por voluntad soberana, sin ninguna participación requerida por parte del hombre.
La única manera que Dios podría haber hecho todo lo que pudo y que aun así los hombres permanecieran sin salvación, es si el hombre puede elegir aceptar o rechazar la salvación que Él ofrece. Esta conclusión es inevitable, pero esta lógica bíblica no puede reconocerse, porque destruiría el calvinismo.
Este pasaje en Isaías 5 generalmente es evitado ampliamente por los apologistas calvinistas. White lo evita. MacArthur intenta apoyar su tergiversación del amor de Dios con una declaración igualmente equivocada del siglo 17 por el pastor calvinista y escritor Andrew Fuller: "Asimismo Dios no le dio gracia eficaz a quienes son acusados de llevar uvas silvestres en vez de uvas; sin embargo, él buscó y preguntó que más podría haber hecho por su viña que no había ya hecho (Isaías 5:4)".[15] Bueno, él pudo haber dado "gracia eficaz". Excepto que este término no es bíblico sino que es un invento de los calvinistas para apoyar su teoría.
¿Cómo se puede decir racionalmente que Dios "ofrece todo lo necesario para la salvación" a quienes él "deliberadamente deja y reprueba... para morir"?
El conflicto seria resuelto, la contradicción desaparece, se borra la falsa información sobre Dios, y el amor de Dios sería vindicado, por la simple admisión de que el hombre tiene un poder genuino dado por Dios de elección. Pero el calvinista no puede admitir este hecho — ni tampoco Lutero, después de escribir un libro entero en-contra del libre albedrío.
Cristo está hablando como el Dios de Israel
¿Cómo entendemos el lamento de Cristo sobre Jerusalén? Al comparar los relatos de los evangelios, sabemos que Jesús acaba de hacer su entrada triunfal en Jerusalén y estaba en el templo cuando él hizo la declaración en Mateo 23. Lucas declara específicamente que al entrar en la ciudad montado en un pollino, lloró al ver a Jerusalén desde una vista particularmente destacada:
Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella, diciendo: ¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos. Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán… y a tus hijos dentro de ti… por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación. (Lucas 19:41-44)
No hay duda de que Cristo lloró por la ciudad de Jerusalén mientras la contemplaba. Ni tampoco cabe duda que al estar en el templo el se lamentó, "¡Jerusalén, Jerusalén!," él se refería a la ciudad y todos sus habitantes a través de la historia y no a un segmento especifico de la población. "Tus hijos" solo puede significar los habitantes de Jerusalén y no los chicos y jóvenes. El sugerir, como lo declara White en una carta, que "aquellos que ´no estaban dispuestos´ no eran los que Jesús intentaba reunir". Esto hace violencia a lo que Jesús dice: "tantas veces quise reunirlos, pero no quisiste". Específicamente dice que él quería reunirlos, pero ellos no estaban dispuestos. Como lo hizo tan a menudo en el pasado como Yahvé Dios y ahora como su Mesías venido en la carne, está dirigiéndose a los habitantes de Jerusalén refiriéndose a ellos como los niños de la ciudad: “Convertíos, hijos rebeldes..." (Jeremías 3:22). ¿Se dirigía Jesús a niños solamente? No.
Además, las mismas palabras de Cristo, "cuantas veces quise", fue una afirmación directa a la Deidad, una afirmación que White, en su afán de defender el calvinismo, lo obvia por completo. Cristo está reclamando múltiples escritos anteriores sobre Jerusalén, pero no hay registros de ellos en los evangelios durante su encarnación. Sin duda, Cristo se presenta como el Dios de Israel, que había enviado a sus profetas a menudo a llamar a generación tras generación para advertir a los habitantes de Jerusalén, llamados frecuentemente "los hijos de Israel... los hijos de Judá", que si no se arrepentían, su ira seria derramada sobre ellos.
Podrían citarse muchos pasajes, que por sí mismos explican la declaración de Cristo. Aquí hay sólo algunas de las advertencias y lamentaciones de Dios de la boca de sólo uno de sus profetas, Jeremías. Sólo en este contexto y el siendo el Dios de Israel, hay justificación para que Cristo use estas palabras "cuantas veces quise... pero no quisiste."
Anda y clama a los oídos de Jerusalén, diciendo: Así dice Jehová: Me he acordado de ti, de la fidelidad de tu juventud, del amor de tu desposorio, cuando andabas en pos de mí en el desierto… Santo era Israel a Jehová… mi pueblo: me dejaron a mí… ¡Mis entrañas, mis entrañas! Me duelen las fibras de mi corazón… porque sonido de trompeta has oído… pregón de guerra… Porque mi pueblo es necio, no me conocieron; son hijos ignorantes y no son entendidos… Ahora, pues, por cuanto vosotros habéis hecho todas estas obras, dice Jehová, y aunque os hablé desde temprano y sin cesar, no oísteis… Y os envié todos los profetas mis siervos, enviándolos desde temprano y sin cesar… Oíd palabra de Jehová, oh reyes de Judá, y moradores de Jerusalén. Así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que yo traigo mal sobre este lugar… Porque me dejaron… y ofrecieron en él incienso a dioses ajenos, los cuales no habían conocido ellos, ni sus padres, ni los reyes de Judá; y llenaron este lugar de sangre de inocentes. Y edificaron lugares altos a Baal, para quemar con fuego a sus hijos en holocaustos al mismo Baal… Así haré a este lugar… por todas las casas sobre cuyos tejados ofrecieron incienso a todo el ejército del cielo, y vertieron libaciones a dioses ajenos… De tal manera que para enojo mío y para ira mía me ha sido esta ciudad desde el día que la edificaron hasta hoy, para que la haga quitar de mi presencia, por toda la maldad de los hijos de Israel y de los hijos de Judá, que han hecho para enojarme, ellos, sus reyes, sus príncipes, sus sacerdotes y sus profetas, y los varones de Judá y los moradores de Jerusalén… y cuando los enseñaba desde temprano y sin cesar, no escucharon para recibir corrección. (Jeremías 2:2-3,13; 4:19-22; 7:13, 25-26; 13:27;19:3-13; 32:31-33; etc.)
Si estas y cientos de declaraciones similares de los profetas, de las que Cristo hace eco, no expresan una genuina preocupación amorosa por parte de Dios para que Israel se arrepienta y para que su ira no sea derramada sobre ella, las palabras no tienen ningún significado. Tal preocupación sincera de parte de Dios ante la negativa de Israel buscar arrepentirse completamente, refuta el TULIP. De lo contrario, las súplicas y advertencias de Dios son una farsa.
Si los hombres son totalmente depravados (por la definición calvinista), entonces no hay razón por las súplicas de Dios con ellos. Si sólo unos pocos están entre los elegidos y Dios sinceramente no ofrece salvación, sino que retiene la Irresistible Gracia, sin la cual nadie puede arrepentirse, entonces las cientos de páginas en la Biblia son una farsa, los alegatos de un Dios calvinista son fingidos, porque no tiene amor real, con la excepción de los elegidos y sin la intención de ayudar a ésos sobre quienes él supuestamente llora. Para lograr apoyar el TULIP con la Biblia, el calvinista debe violar a las Escrituras.
¿Hay realmente una batalla por las almas?
Pablo nos dice que Satanás, "en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo…" (2 Corintios 4:4). ¿Por qué sería necesario para Satanás cegar al totalmente depravado quien ya es ciego espiritualmente? De hecho, están muertos y los muertos no pueden ver. El calvinismo deja este pasaje (y muchos otros) sin sentido.
En cuanto a los elegidos, si son soberanamente regenerados, como lo declara el calvinismo, y por la Irresistible Gracia le es dada la fe para creer y nada puede evitar que escuchen y crean el Evangelio, sería imposible para Satanás cegarlos y por lo tanto, no habría ningún punto para tratar de lograr hacerlo. Y puesto que los no elegidos ya están condenados, no habría ninguna batalla real entre Dios y Satanás por las almas, ningún conflicto real dentro del corazón humano, porque todo esto ya habría sido decidido por Dios y ni Satanás o el hombre podrían hacer nada para cambiar este hecho. Pablo hubiera estado desperdiciando su tiempo disputando y persuadiendo — y lo mismo sería cierto de intentar ganar a Cristo aquellos a quienes Dios ha predestinado al infierno.
Si el calvinismo fuera verdad, haría una burla de las advertencias en la Biblia acerca de Satanás. La retención de la Irresistible Gracia de parte de Dios haría un mejor trabajo de condenar las almas que Satanás no puede. Este enemigo de las almas podría tomarse unas largas vacaciones. Sin embargo, la Biblia declara, "vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor, buscando a quien devorar" (1 Pedro 5:8); "El gran dragón... esa serpiente antigua, llamado diablo y Satanás... engañaba al mundo entero" (Apocalipsis 12:9).
"Más a todos los que le recibieron..." suena como si el acto voluntario de recepción se requiere por parte de los pecadores condenados. La vida eterna es una dádiva. Un regalo no merecido, que no puede ser ganado o pagado de ninguna manera, pero debe ser recibido. Seguramente, para "recibir" se requiere cierto consentimiento por parte del destinatario. Cualquier cosa impuesta sobre alguien por una gracia que es "irresistible" no es un don recibido.
De hecho, ¿cómo puede la gracia ser irresistible? El mismo término "Irresistible Gracia" es contradictoria. ¿Cómo puede ser un acto de "gracia" el darle algo a alguien que ni cree ni tampoco quiere? "Dios no obliga a nadie", dice el calvinista. Entonces ¿qué es "irresistible"? "Dios está removiendo su resistencia", es la respuesta. ¿Removiéndolo irresistiblemente? Si no fuese en contra de su voluntad, ¿por qué debe ser irresistible?
¿No llenaría esto el cielo de personas no dispuestas a creer en Cristo, amar a Dios o incluso a estar allí, pero aun así fueron hechos dispuestos irresistiblemente? "No es así," apela el calvinista, en defensa de su teoría. "Dios por medio de la Irresistible Gracia ha forjado una transformación regenerativa para que aquellos así bendecidos, verdaderamente amen a Dios con sus corazones".
Pero si esto puede ser hecho para los elegidos, también se podría hacer para toda la humanidad. ¿Cómo podría el amor infinito de Dios dejar a alguien fuera? Y esto nos lleva a una pregunta apremiante: ¿Qué tipo de amor es el que ama a tan pocos? Y ¿Por qué el Dios de amor y verdad ruega con los que había ya predestinado a condenación para que se arrepientan y crean en el Evangelio? El Calvinismo convierte la mayor parte de la Biblia en un pretexto, en simplemente una farsa.
La “respuesta” increíble de Lutero
En su debate con Lutero, Erasmo argumentó que las plegarias de Dios con el hombre para arrepentirse, que no puede hacerlo, sería como pedirle a alguien que use sus manos que están atadas. Lutero contra argumenta que Dios, al llamarnos a hacer lo que no podemos hacer, nos está "probando, para que por su ley pueda llevarnos al conocimiento de nuestra impotencia, si somos sus amigos... [y] merecidamente provocándonos y burlándose de nosotros, quienes somos sus enemigos orgullosos".[16] También argumentó que Erasmo podría haber concluido que "'Si quieres guardar los mandamientos, estos te conservaran'... por lo tanto, el hombre es capaz de guardar los mandamientos".[17]
Lutero parece haber olvidado que los hombres no salvos mantienen al menos parte de la ley la mayoría del tiempo. Incluso Calvino mismo admitió que la "Total Depravación" no significa que el hombre es tan malvado como podría serlo. Las Escrituras y la experiencia demuestran que todos los hombres hacen el bien; y algunos hombres "totalmente depravados" a veces se exceden en bondad en su comportamiento incluso, más que algunos cristianos genuinos.
Además, el mostrarle al hombre su impotencia de poder mantener la ley seria mofarse de él, a menos que haya un remedio disponible. Ese remedio es el Evangelio, que requiere que yo venga a Cristo en fe, creyendo en él como aquel que pagó la pena por mis pecados. Ni tampoco el hecho de que yo no pueda guardar perfectamente la ley prueba en lo más mínimo que no puedo venir a Cristo y creer en él y recibir por fe el beneficio de su pago por mi incumplimiento de la ley. Esta es la clásica distinción entre obras y fe. Y si mi única esperanza es la regeneración soberana por Dios y el por su buena voluntad no me la otorga, ¿cuál es el punto de mostrar mi desesperación?
Pablo declara que "la ley fue nuestro ayo para llevarnos a Cristo" (Gálatas 3:24). Los calvinistas dicen que el "nos" de “llevarnos”, se refiere a los elegidos. Sin embargo ellos aún no habían sido regenerados antes de venir a Cristo. Si el estar "muerto en delitos y pecados" significa que el hombre es moralmente un cadáver, ¿cómo puede la ley traer a alguien a Cristo? Esto no es el Padre trayendo irresistiblemente a los elegidos a Cristo y regenerándolos soberanamente y luego dándoles fe para creer. Ésta es la ley trabajando sobre la conciencia como un "maestro". ¿Cómo podría la ley afectar la conciencia de "cuerpos morales"?
Si los hombres no pueden, incluso cumplir un solo mandamiento ni por un momento, entonces la ley no sólo sería una burla, sino también sin propósito. Pero si hombre no regenerado (como es el caso) entiende la ley, la mantiene al menos parte del tiempo y tiene una conciencia culpable por quebrantarla, entonces ¿cómo puede el ser un cadáver moralmente? Y si el hombre no regenerado puede elegir obedecer o desobedecer la ley, ¿por qué no puede elegir creer en el Evangelio y donde dice la Biblia que él no puede? No lo dice.
¡Otra vez esa voluntad inevitable!
Es interesante ver cómo Los Cánones de Dort manejan este problema. Se admite el hecho de que el hombre tiene una voluntad con la que podría tomar decisiones morales, pero por la caída se depravó. Como consecuencia, supuestamente el hombre es impotente para responder al Evangelio. Por lo tanto, el Espíritu Santo debe, regenerarlo soberanamente para "curar" esta deficiencia:
Pero al igual que el hombre por la caída no dejo de ser una criatura, dotada de entendimiento y voluntad, ni tampoco el pecado que impregnó toda la raza humana le privo de su naturaleza humana, sino que trajo sobre el la depravación y muerte espiritual; así también la gracia de la regeneración no trata a los hombres como bloques y animales sin sentido, ni les quita su voluntad y sus propiedades, ni tampoco los violenta, sino que acelera la voluntad espiritualmente, cura, corrige y al mismo tiempo la elimina poderosa y dulcemente; en donde antes prevalecía la rebelión carnal y la resistencia, empieza a reinar una obediencia espiritual sincera y lista; en el que consiste la restauración verdadera, espiritual y la libertad de nuestra voluntad.[18]
Dort ofrece una solución extraña: "la gracia de la regeneración... espiritual acelera, cura, corrige y al mismo tiempo la elimina dulce y poderosamente [la voluntad]..." ¡Que sanidad más extraña la que elimina lo que pretende “curar”! ¿Por qué no estaba implantada esta obediencia espiritual lista y sincera en Adán y Eva? Y ahora que los elegidos poseen esta nueva voluntad por medio de la regeneración, ¿Por qué no obedecen perfectamente siempre a Dios?
La razón sólo puede ser que una "voluntad" no es voluntad, a menos que la persona de quien es la voluntad, hace algo con ella. La voluntad puede ser utilizada para bien o para mal. La voluntad no puede ser negada o desestimada. Calvino y Lutero intentaron dar explicaciones, pero no es posible. La voluntad es uno de los temas mencionados más frecuentemente en la Biblia. Los hombres no regenerados son llamados repetidamente a ejercer la voluntad en elegir obedecer a Dios.
Incluso los regenerados tienen una voluntad carnal que, a pesar de Dort, al parecer no fue eliminada en el nuevo nacimiento: "Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis..." (Gálatas 5:17).
Como hemos visto, las palabras "voluntad", "querer", "libre albedrío", "libre" voluntad, junto con expresiones similares como "voluntario", "elegir", etc., se encuentran casi 4.000 veces en las escrituras. El requisito de la voluntad en la obediencia es un tema que corre a lo largo de la Biblia: "Si quisiereis y oyereis..." (Isaías 1:19), "Si crees de todo corazón" (Hechos 8:37), etc…
Dios no se impone sobre nosotros. El quiere nuestros corazones, y el concepto mismo de "corazón" utilizado a lo largo de las Escrituras no tiene sentido sin el libre albedrío.
¿Dónde queda entonces la jactancia?
El calvinista argumenta que si el hombre puede elegir creer o no en el Evangelio, podría presumirse que él ha contribuido a su salvación. Y se afirma que la voluntad del hombre no es libre para actuar de esa manera. Al declarar que "en el gran cuerpo de la humanidad algunos deben ser predestinados a la salvación y otros a la destrucción"[19], Calvino sostiene que "no hay otro medio de humillación para nosotros como se debe o hacernos sentir lo mucho que estamos sujetos a él [Cristo]... Es obvio la gran ignorancia de este principio que detrae de la gloria de Dios y deteriora la verdadera humildad".[20] Por el contrario, Pablo dice que ya que todo lo que podemos hacer es creer, no hay nada que presumir. ¿"Dónde, pues, está la jactancia"? pregunta Pablo. "Se excluye", declara en definitiva "por... fe" (Romanos 3:27). Así en lugar de que la fe de causa a la jactancia, es la razón por la qué no puede existir. Una vez más, Calvino está en oposición directa a las Escrituras. Sin embargo, Palmer insiste en que "Calvino simplemente expone la Biblia... y descubrió verdades que habían estado en la Biblia todo el tiempo".[21]
Un autor calvinista declara, "Si Dios sólo salva a personas que de su propio supuesto libre albedrío deciden aceptar a Jesús, entonces merecen salvación. Ellos merecen ser salvos... La noción del libre albedrío ensalza al hombre, porque el hombre elige a Dios y Dios sólo ratifica la elección del hombre".[22] Otra vez, la necesidad de defender el calvinismo conduce a sus defensores a la irracionalidad.
El aceptar la salvación por la fe no significa que la persona que lo hace merece ese don de la gracia de Dios, igual a como se podría decir que la aceptación por un indigente de una comida gratis y alojamiento de una noche significa que él o ella merecen esta caridad. ¿"Merece ser salvo"? La mera aceptación de un regalo no significa que la persona se lo merece. ¿"Dios sólo ratifica la elección de hombre"? No es así. Dios es quien establece los términos de la salvación que el hombre debe aceptar para ser salvo y si no lo hace, se pierde eternamente. ¿Y esto le da mérito al hombre y una base para presumir? Imposible.
Existe gran confusión sobre este asunto de la voluntad, porque no hay escape del hecho que, como dijo Spurgeon, "la voluntad del hombre tiene su lugar apropiado en materia de salvación... Cuando un hombre recibe la gracia divina de Cristo, no la recibe en contra de su voluntad... Ni tampoco es removida su voluntad. Porque Dios no llega a convertir al agente libre e inteligente en una máquina".[23]
Sin embargo en el mismo sermón, Spurgeon denuncia la idea de que el hombre puede elegir si creer en Cristo o no como "el propósito de Dios en el gran plan de salvación completamente condiciona [a voluntad del hombre]". Su objeción es que el hombre "que viene a Dios [es] el resultado de su naturaleza y sin ayuda".[24] No sin ayuda por la gracia de Dios y la convicción del Espíritu Santo, por supuesto. Pero el hombre todavía debe hacer su propia elección o Dios no ha ganado el corazón.
¿Quién diría que el hombre puede venir a Dios "sin ayuda" por el Espíritu Santo? Ni el arminiano más descarado. Pero el Calvinismo hace esta falsa acusación contra los que no están de acuerdo con su extremismo. De hecho, insistir en que el hombre no creyente primero debe ser regenerado e irresistiblemente obligado a venir necesita de "gracia", más allá del hombre ser asistido [es decir, atraído por Dios a través de la convicción y el poder del Espíritu Santo y la palabra]. La palabra "irresistible" asociada con la gracia crea el problema, ya que no permite voluntad ni fe por parte del hombre. Y esto difama a Dios, como ya hemos indicado repetidas veces. Si el hombre es totalmente incapaz de creer y debe ser irresistiblemente arrastrado a Cristo, entonces de seguro niega el amor de Dios, al declarar que él no va a hacer esto para toda la humanidad.
El hombre sin voluntad no tiene sentido
No hay escape del hecho de que la voluntad es esencial en cualquier relación significativa entre hombre y hombre o entre el hombre y Dios. Después de denunciar el "libre albedrío", Spurgeon se contradice otra vez, terminando ese sermón citando, "Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente".[25] A menos que uno pueda decir sí o no a la oferta de la salvación, no podría ser un regalo del amor de Dios. Ni Dios puede ratificar la elección del hombre; el hombre acepta ya sea en términos de Dios el regalo de la salvación, o no. Por lo tanto, todos los que van a pasar la eternidad en el lago de fuego estarán ahí por su propia elección. No pueden decir, como el calvinismo, que fue Dios quien los envió.
¿No es absurdo sugerir que el hombre al recibir un regalo significa que se lo merece? El calvinismo niega la misma distinción que hace la Biblia: "porque la paga del pecado es muerte; más la dádiva de Dios es vida eterna, en Cristo Jesús Señor nuestro"(Romanos 6:23). Los salarios se ganan, pero un regalo no puede ser ganado o merecido; así que el recibir un regalo no proporciona ninguna causa de jactancia.
Se nos manda a venir al Señor Jesucristo, creyendo en él como nuestro Salvador, pero eso no significa que está obligado a hacerlo. Y, sí, el Padre nos atrae. Pero si se nos obliga a creer irresistiblemente en contra de nuestra voluntad, no sería un don recibido, ni tampoco establecería una relación de amor entre nosotros y Dios, ya sea de parte de Él o de nosotros.
Un hombre que se está ahogando y permite que lo rescaten, no tiene nada que presumir ni puede tomar ningún crédito por su rescate. Lo mismo ocurre con el pecador perdido que permite a Cristo rescatarlo: no tiene nada que presumir, porque él no ha contribuido en nada para su salvación.
Como hemos visto, el calvinismo, hace sin sentido las Escrituras como "el que gana almas es sabio... y los que enseñan la justicia a la multitud... persuadimos a los hombres" (Proverbios 11:30; Daniel:12:3And they that be wise shall shine as the brightness of the firmament; and they that turn many to righteousness as the stars for ever and ever.
See All...; 2 Corintios 5:11). Para lograr que alguien crea en Cristo se requiere persuasión. Este es el trabajo del Espíritu Santo mediante el Evangelio y gentilmente usa instrumentos humanos para presentar el Evangelio. Nuestros corazones son conquistados en como el Padre nos atrae y el amor de Cristo suscita una respuesta de amor dentro de nosotros: "Le amamos porque él nos amó primero" (1 Juan 4:19) — no porque él nos obligó a hacerlo cambiando nuestras voluntades.
Comisionado por Dios para persuadir hombres
El calvinismo niega que hay que ganar o persuadir — la salvación viene por la regeneración soberana y Irresistible Gracia impuesta. Si uno debe ser regenerado y luego obligado a creer, el evangelio no tendría ninguna parte en el nuevo nacimiento, el predicarlo sería inútil, no habría ningún persuadir al pecador no regenerado y sería una pérdida de tiempo tratar de hacerlo. Sin embargo, Pablo se expendio a si mismo por Cristo haciendo exactamente eso: disputando y persuadiendo en el intento de ganar a personas para Cristo.
Tan pronto como él fue convertido, Pablo, "confundía a los judíos que moraban en Damasco, demostrando que Jesús era el Cristo..." (Hechos 9:22). Por todas partes iba, Pablo "disputando... en la sinagoga... y en la plaza todos los días..." (Hechos 17:17). El último capítulo de hechos nos dice que incluso bajo arresto domiciliario en Roma, Pablo aún "vinieron a él muchos a la posada, a los cuales les declaraba y les testificaba el reino de Dios desde la mañana hasta la tarde, persuadiéndoles acerca de Jesús..." (Hechos 28:23).
Pablo dijo, "a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos" (1 Corintios 9:22). A través de su poderosa predicación del Evangelio, él ganó muchos a Cristo donde quiera que fuese. No hay una sola palabra sobre Irresistible Gracia regenerando a los pecadores de pecado, a quienes Pablo predicaba y luego Dios les dio fe. ¡Ni siquiera encontramos una pista o indirecta de este proceso! El tono constante de las Escrituras es claro. El calvinista debe buscar diligentemente para encontrar un pasaje aquí y allá que pueda "interpretar" para supuestamente apoyar el TULIP.
Pablo escribió a los creyentes de Tesalónica: "pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre, como bien sabéis cuáles fuimos entre vosotros por amor de vosotros"(1 Tesalonicenses 1:5). El Espíritu Santo trajo convicción y seguridad por medio del Evangelio predicado, y la vida que Pablo y sus compañeros vivieron delante de ellos formaban parte de esa convicción. ¿Por qué toda esta explicación, si Dios soberanamente regenera y luego imparte irresistiblemente la "fe"? El Calvinismo simplemente no se ajusta a la diligente y fructífera predicación del Evangelio por los apóstoles a los pecadores de ciudad en ciudad, ni al mandato de Cristo para nosotros de hacer lo mismo.
A través de la palabra de Dios predicada por Pablo y Bernabé, los judíos y griegos fueron persuadidos a creer, y como resultado de esa creencia en Cristo, fueron regenerados. Pablo dijo a los de Corinto, a quienes él había ganado para Cristo, "pues en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio" (1 Corintios 4:15). Evidentemente, su aceptación del evangelio que Pablo predicaba provocó su regeneración. El TULIP niega este claro patrón bíblico.
Palmer razona, "sólo cuando el Espíritu Santo regenera al hombre y lo vivifica espiritualmente puede el hombre tener fe en Cristo y ser salvo".[26]
La predicación y ejemplo ferviente de Pablo
Siendo fortalecido por el Espíritu Santo, Pablo persuadía diligentemente a multitudes por la predicación del Evangelio. A esto dedicó su vida: "Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres" (2 Corintios 5:11). ¿Dónde consiguió Pablo esta noción, tan contraria al calvinismo, que los hombres deben ser persuadidos a creer en el Evangelio? El recibió este claro entendimiento de Cristo mismo. Cuando Cristo se le apareció a Pablo camino a Damasco, lo envió a los judíos y Gentiles;
“…para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados”. (Hechos 26:18)
¿Cuál sería la necesidad de Pablo el abrir los ojos de los hombres y convertirlos de las tinieblas a la luz por el poder del Espíritu de predicar el Evangelio si todo sucede a través de la regeneración soberana, con Irresistible Gracia y fe impuesta como resultado? El calvinismo es refutado por la comisión misma que Cristo confirió sobre Pablo y los otros apóstoles. En relatar sobre este encuentro de Pablo con Cristo ante el rey Agripa, el declaró:
…no fui rebelde a la visión celestial, sino que anuncié primeramente a los que están en Damasco, y Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios… persevero hasta el día de hoy, dando testimonio a pequeños y a grandes, no diciendo nada fuera de las cosas que los profetas y Moisés dijeron que habían de suceder… (Hechos 26:19-23)
A pesar de su firme apoyo por el calvinismo a veces, lo que Spurgeon dijo en otras ocasiones la socava. Como si él rechazara la Irresistible Gracia y confirmara la libre voluntad, así como rechazó la regeneración sin fe antes de la salvación, Spurgeon sostuvo:
Ahora, hermanos, ¿cómo es cambiado mi corazón y el suyo en cualquier asunto? Para ello, el instrumento generalmente es persuasión. Un amigo nos presenta una verdad que no sabíamos antes. Él aboga con nosotros. Lo pone en una nueva luz y luego decimos, "ahora, logro verlo" y nuestros corazones cambian hacia esa cosa... El espíritu hace una revelación de la verdad de Dios en el alma, por el que ve las cosas bajo una luz diferente de lo que veía antes. Y luego la voluntad doblega alegremente ese cuello que una vez fue duro como el hierro y lleva el yugo que una vez despreciaba... Sin embargo, marque esto, la voluntad no se ha ido... Si estás dispuesto, dependa de lo que Dios está dispuesto. Alma, si estás ansiosa por Cristo, él está más ansioso por ti... Permita que su deseo de venir a Cristo sea una señal de esperanza y de los síntomas.
Como ya hemos señalado, él finaliza el sermón con "Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia. Sin embargo, "Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente".[27]
Resumidas cuentas
En una carta personal acompañada por algunos de sus escritos, el autor y apologista Rob Zins afirma, "la palabra de Dios enseña que todos los hombres son responsables ante Dios y deben rendir cuentas. También es innegable que todos los hombres son igualmente “incapaces” de agradar a Dios. Sin embargo, esta incapacidad no disminuye la responsabilidad". El amor de Dios parece ser olvidado. Zins sigue argumentando:
Decir que Dios "lo permite" pero no "lo hace suceder", sino que permite que suceda, no lo deja a usted en mejor posición que el calvinista que afirma que Dios puede dar Irresistible Gracia para todos, pero no quiere hacerlo. ¿Cómo es que uno puede sentirse mejor acerca de Dios permitiendo el aborto, asesinato, corrupción y lujuria, cuando él podría detenerlo...?[28]
Ya hemos cubierto este tema. Es cierto, Dios puede detener todo mal inmediatamente (por exterminar a la humanidad), pero Dios dio a hombre el poder genuino de la voluntad para que pudiera recibir el amor de Dios y amarle a cambio. El que cese del pecado solo puede lograrse por la destrucción de la raza humana, como lo hizo una vez por la inundación. Sin embargo, en su gracia y en su amor Dios permitió sobrevivir a Noé y su familia. Lamentablemente, a través de ellos el pecado también sobrevivió y creció a ser el horror que vemos ocurriendo todos los días. Sin embargo el Dios de la Biblia, tiene una solución de amor por el pecado, para todos los que crean en el Evangelio y reciban al Señor Jesucristo como Salvador.
Por otra parte, el calvinismo, afirma que Dios podría rescatar a todos del infierno imponiendo su voluntad sobre ellos, pero solo lo con los elegidos. Él podría librar a cada uno de todo sufrimiento, enfermedad y de la muerte, pero por su beneplácito el predestinó la maldad desenfrenada de hoy. Dios pudo haber dejado a este mundo como un paraíso sin ser invadido por el pecado, (porque el hombre no tiene otra alternativa real en el calvinismo), y por lo tanto, Dios mismo es el autor del mal.
Hay una gran diferencia entre la posición del calvinismo y la de Dios, pecado y salvación, y lo que presentamos en este documento como la enseñanza bíblica. La diferencia es el "Amor del Calvinismo", que no es amor en lo absoluto.
Esta enseñanza, de que "Dios", es la causa del error, incluso de algún error de ortografía de un autor, podría tener un mundo sin pecado, sufrimiento o muerte, pero por su beneplácito eligió a un mundo desenfrenado en maldad y el sufrimiento como lo es hoy, es una difamación sobre el carácter de Dios. En el fundamento de esta difamación encontramos la negación del amor sincero de Dios para el hombre.
El tema que hemos estado tratando es muy simple: ¿Cuál es el Dios bíblico, el Dios del calvinismo, o el Dios de amor que no está dispuesto a que ninguno perezca, sino que ha dado el derecho de elegir? No hay duda cuál es el Dios que deja la conciencia tranquila que se le da incluso a los no salvos. Y este es el Dios de la Biblia.
El hombre es un ser creado. Y como tal, es necesariamente inferior a su Creador. Siendo este el caso, el hombre sólo puede tomar decisiones menos que perfectas. La cantidad y el grado de maldad en la tierra están limitados solamente por la imaginación del hombre y la medida en que se constituyen controles de autoridad para el comportamiento humano. Como Pablo lo predijo, así ha ocurrido:
"más los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados" (2 Timoteo 3:13). Ni tampoco esta condición es lo que Dios quiere para el hombre, pero contrario a su voluntad, él lo permite.
Dios contrastado con otros dioses
El sufrimiento rampante y la maldad son culpa de las decisiones intencionales del hombre, que han corrompido todo lo que tocan. El pecado, sufrimiento y la muerte no son obra de Dios, ni tampoco podría detenerlo sin destruir el mundo, lo cual hará un día: "Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas… Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia"(2 Pedro 3:10-13).
Hasta entonces, Dios “es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca"(2 Pedro 3:9). Dios mismo ha venido como un hombre a pagar la pena infinita exigida por Su justicia infinita por los pecados del mundo entero (1 Juan 2:2). Él ofrece perdón a todos y ofrece el Evangelio de salvación a "todo aquel que cree".
El hombre es responsable por su pecado y su destino eterno, porque la salvación es ofrecida a todos como un regalo y todos tienen la capacidad de recibirlo o rechazarlo. El calvinismo insiste en que el hombre no tiene esa capacidad y sin embargo, de todos modos es responsable. El hacer a una persona responsable por hacer lo que no puede, sería como decir que un bebé es responsable de correr los 100-metros con vallas en tiempo de récord mundial.
¿Cómo puede un Dios justo responsabilizar a los pecadores a arrepentirse y creer en Cristo, cuando él retiene de ellos la capacidad esencial para hacerlo? ¡El sentido de la justicia que Dios ha infundido en la conciencia humana clama en contra de tal falsedad! Y aquí una vez más nos enfrentamos al verdadero problema: El carácter santo, justo, misericordioso y amoroso es difamado por la tergiversación del calvinismo.
Zins cita a R. L. Dabney en el sentido de "que la ausencia de voluntad en Dios para salvar a todos no implica una falta de amor. Dios tiene amor verdadero que está limitado por razones coherentes y santas conocidas sólo por él".[29] Este razonamiento falla porque el verdadero amor nunca falla. ¡No existen "razones santas" por las qué Dios no pueda hacer para el reprobado lo que hace por los elegidos! No hay manera lógica para el calvinismo de encubrir el fracaso de Dios de no rescatar a aquellos a quienes él podría rescatar. Ni puede justificarse esta evidente falta de amor y compasión debido a "razones conocidas sólo por él mismo". El supuesto ultra-calvinista admite estos simples hechos con franqueza; los autonombrados "moderados" lo niegan.
La Biblia contrasta la verdad, la pureza, el amor y la misericordia del Dios verdadero con la destrucción caprichosa de dioses paganos. En el proceso, los profetas apelan a nuestra razón y a la conciencia que Dios nos ha dado. Baal se expone como un dios falso no digno de adoración debido a su demanda de que los niños sean sacrificados en los fuegos sagrados de sus altares. ¿Puede justificarse a Baal por “razones conocidas sólo a el mismo”? ¿Podría el Dios verdadero, por razones conocidas sólo por él mismo, causar a miles de millones a arder eternamente en el lago de fuego, a quienes él podría salvar tal y como salvó a los elegidos? ¡Nunca!
Es válido apelar a la conciencia y a la razón para exponer a dioses falsos. Y de seguro no debemos usar un estándar menor para el Dios verdadero. Por lo tanto, cualquier supuesta deidad que es menos gentil, menos amoroso, menos benevolente y menos misericordioso que la conciencia del hombre le exige debe ser, no puede ser el Dios verdadero. El atribuir a Dios cualquier falta de amor y misericordia de seguro tergiversa el Dios revelado en la Biblia.
1. John MacArthur, Author and General Editor, the MacArthur Study Bible (Nashville, TN: Word Publishing, 1997), 1437-1438.
2. John MacArthur, the love of God (Dallas, TX: Word Publishing, 1996), 111-112, 121.
3. MacArthur, love, 134.
4. Cited by J. I. Packer and O. R. Johnston in their “Historical and Theological Introduction” to Luther, Bondage, 56.
5. Excerpted from the New park Street pulpit, “Sovereign Grace and Man’s Responsibility,” a sermon by C. H. Spurgeon delivered August 1, 1858 at the Music Hall, Royal Surrey Gardens.
6. MacArthur, love.
7. Ibid., 101.
8. Ibid., 102.
9. Ibid., 16.
10. Ibid., 12-13.
11. Ibid., 120.
12. Ibid., 103.
13. Ibid., 95.
14. Packer and Johnston, “Introduction,” 56.
15. MacArthur, love, 196.
16. Martin Luther, the Bondage of the Will, trans. J. I. Packer and O. R. Johnston (Grand Rapids, MI: Fleming H. Revell, 1957, 11th prtg. 1999), 153.
17. Ibid., 154.
18. Canons of Dort (Dordrecht, Holland, 1619), sec. III/IV, para.16; cited in Vance, Other Side, 619.
19. Calvin, institutes, III: xxi, 1.
20. Ibid.
21. Palmer, foreword to five points, 2.
22. Wm. Oosterman, “Take a Long Look at the Doctrine of Election” (Ottawa, Canada: The Lord’s Library Publications, n. d.), 3. Available from Westboro Baptist Church, Ottawa.
23. Charles Haddon Spurgeon, “God’s Will and Man’s Will,” No. 442 (Newington:
Metropolitan Tabernacle; sermon delivered Sunday morning, March 30, 1862).
24. Ibid.
25. Ibid.
26. Palmer, five points, 27.
27. Spurgeon, “God’s Will.”
28. Robert M. Zins to Dave Hunt, August 23, 2000. On file.
29. Ibid.