Juan Calvino creía y practicaba una serie de cosas que muchos que se llaman calvinistas hoy en día considerarían seriamente equivocadas, si no herejías. Por ejemplo (como hemos visto), afirmó dogmáticamente la eficacia del bautismo de infantes para efectos del perdón de los pecados y la entrada al Reino. Y a pesar de su pelea con Roma, él enseñó que ser bautizado por un sacerdote católico (practicado al mismo Calvino como niño) era eficaz para la eternidad. El sacerdote que hacía esto, incluso podría ser un incrédulo.
De no haber sostenido esta falsa doctrina católica romana, Calvino habría tenido que re-bautizarse, algo que para él era repugnante. Él se burlaba de los Ana-bautistas por oponerse al bautismo de infantes. A pesar de las razones válidas y bíblicas que ellos tenían — de un infante aún no había creído en Cristo- fueron despreciados por Calvino, y su ira y la de los otros reformadores se lanzó sobre los Ana bautistas. Estos verdaderos evangélicos fueron perseguidos y martirizados por los católicos y protestantes por ser bautizados por inmersión después de ser salvos por gracia por medio de la fe solamente, y solamente en Cristo.
El rechazo del bautismo de infantes fue uno de los dos cargos por el cual Miguel de Servetus (procesado por el abogado Calvino) fue quemado en la hoguera. Calvino escribió, "uno no debe estar satisfecho con simplemente matar a esas personas, sino que deben quemarse cruelmente".[1] (Ver capítulo 5 bajo el subtítulo "La tortura y quema en la hoguera de Miguel Servetus" del contexto adicional.)
Calvino promueve el error de la regeneración bautismal, de la salvación por "algún método secreto... de regeneración" sin tener que "oír con fe (el Evangelio)", que los niños de los elegidos son automáticamente hijos de Dios y de equiparar la circuncisión con el bautismo: “la promesa es una y la misma (la circuncisión y el bautismo)... el perdón de pecados y la vida eterna... esto es, regeneración... Por lo tanto, podemos concluir, que... el bautismo ha sustituido la circuncisión y cumple la misma función.”[2]
Bautismo y Circuncisión
No se necesita de más evidencia en esta sección de sus Institutos para descalificar a Calvino como un buen maestro de las Escrituras y cuestionar su concepto entero de la salvación. Su mentalidad sacra imita al Catolicismo Romano:
Tenemos una… promesa espiritual dada a los padres en la circuncisión, similar a la que se nos da en el bautismo... el perdón de los pecados y la mortificación de la carne... el bautismo que representa para nosotros lo mismo que la circuncisión representaba para los judíos... De hecho, confesamos que la palabra del Señor es la única semilla de la regeneración espiritual; pero negamos... que, por lo tanto, el poder de Dios no puede regenerar a los bebés... Pero fe, dicen ellos, viene por el oír, lo cual los niños aun no tienen uso... Se exige de Dios entonces, porque él ordenó que la circuncisión fuese realizada en los cuerpos de los bebés... por el bautismo estamos injertados en el cuerpo de Cristo (1 Corintios 12:13) (por tanto) niños... deben ser bautizados... Podemos ver la violencia que hacen... sobre los baluartes de nuestra fe... porque... los niños... (de) Cristianos, desde su nacimiento inmediatamente son recibidos por Dios como herederos del Pacto, y también deben ser admitidos al bautismo.[3]
Esta misma regeneración bautismal, el desprecio por el bautismo de los creyentes y la ceguera con respecto a la diferencia entre la circuncisión y el bautismo permanece aún hoy entre muchos calvinistas. Bajo el título de "Bautismo infantil", en su Biblia de estudio de Ginebra, R. C. Sproul hace eco de Calvino:
La teología histórica reformada [calvinista] disputa la posición que sólo el bautismo de adultos creyentes es el verdadero bautismo y rechaza la exclusión de los niños de los creyentes de la comunidad visible de la fe... Más bien, el caso bíblico de bautizar los infantes de los creyentes se basa en el paralelismo entre la circuncisión del Antiguo Testamento y el bautismo del Nuevo Testamento como señales y sellos del Pacto de la Gracia.[4]
Por el contrario, el bautismo pertenece al nuevo pacto y es solo por la confesión de fe en Cristo (Hechos 8:37); la circuncisión estaba bajo el antiguo pacto y no requería de fe, y ninguno de los dos salva el alma. Por otra parte, la circuncisión no tenía ningún efecto en la regeneración, el perdón de pecados y salvación, ni tampoco podría ser usado como un símbolo, y solo era para varones como nos recuerda T. A. McMahon.[5] ¿Cómo entonces podrían ser salvas las mujeres? Y era para todos los varones descendientes de Abraham. Incluso Ismael, un incrédulo, fue circuncidado, igual que millones de judíos.
Si, a como enseñó Calvino, la circuncisión efectúa el “perdón de pecados y la vida eterna... esto es, regeneración”,[6] ¿cómo podían perderse los judíos circuncidados?; y ¿por qué Pablo clama a Dios “por Israel... para que sean salvos" (Romanos 10:1)? ¿Por qué estaba él tan preocupado por la salvación de los judíos circuncisos de quienes él dijo, "Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne; que son israelitas..."(Romanos 9:1-4)? Claramente, la circuncisión no ofrecía "perdón de pecados y la vida eterna", ¡ni tampoco el bautismo!
¿Era Calvino realmente un gran exegeta?
Los argumentos de Calvino reflejan una inclinación a favor de la mentalidad sacra que aprendió como Católico Romano de Agustín, la cual elaboró y después se vio obligado a defender. Su lógica a menudo traiciona una inmadurez espiritual. Increíblemente, Calvino sostuvo:
En la actualidad son nuestros Cata-bautistas, que niegan que estamos debidamente bautizados, porque fuimos bautizados en el papado por idólatras y malvados... Contra estas cosas absurdas vamos a ser suficientemente fortificados si reflexionamos que por el bautismo fuimos iniciados... en el nombre del Padre y el Hijo y el Espíritu Santo; y, por lo tanto, que el bautismo no es de hombre sino de Dios, por quien sea que lo halla administrado (sea clero o no). Ya sea que los que nos bautizaron eran ignorantes de Dios y sin ninguna piedad o aun aborrecedores, aún así no nos bautizaron a su ignorancia o sacrilegio, pero en la fe de Jesucristo, porque no invocan su propio nombre, sino el de Dios... Pero si el bautismo es de Dios, sin duda incluye la promesa del perdón de pecado, la mortificación de la carne, el estímulo del Espíritu y la comunión con Cristo.[7]
En el Calvinismo, el acto físico del bautismo tiene poder espiritual y proporciona la regeneración. ¡El ser bautizado por sacerdotes Católicos Romanos, que incluso no eran cristianos y promovían un falso evangelio, era aceptable a Calvino porque utilizaban el nombre de Dios cuando lo administraban! Incluso ser bautizado por aborrecedores de Cristo y de Dios traería la “promesa del perdón de pecado...” porque eran “parte del oficio ministerial”.
Increíblemente, a pesar de ser una figura importante en la reforma protestante, ¡Calvino honraba a sacerdotes corruptos e incrédulos de Roma como ministros de Dios! Sin embargo condenó y persiguió a los que salieron de ese sistema del Anticristo a través de la fe en Cristo para ser posteriormente bautizados como creyentes según la Santa Palabra de Dios. Calvino enseñó que solamente el clero podía bautizar o administrar la cena del Señor, ya sea católico o protestante:
No... Es apropiado a particulares tomar para sí la administración del bautismo; para eso, así como la dispensación de la cena, es parte del oficio ministerial. Porque Cristo no dio instrucciones a cualquier hombre o mujer a bautizar, sino solo a aquellos a quienes él había nombrado apóstoles.[8]
Así también Calvino aceptaba el reclamo de Roma que sus obispos eran los sucesores de los doce apóstoles, y de ellos sus sacerdotes recibían la autoridad divina. ¿Y era él un líder de la reforma? Contrario a lo que Calvino enseñó acerca de un “oficio ministerial” exclusivo, nuestro Señor Jesucristo mandó claramente a los discípulos originales el hacer discípulos y enseñar a cada discípulo a quien ellos ganaban por medio del Evangelio, “enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” (Mateo 28:20).
Tolerando los errores de Calvino
Obviamente, "todas las cosas" significa que cada nuevo discípulo de los discípulos originales debe hacer discípulos, bautizarlos y enseñarles a hacer lo mismo. Hoy en día, cada cristiano verdadero es un discípulo de un discípulo de un discípulo que se remonta a los discípulos originales, cada uno debe haber enseñado a los nuevos discípulos a también observar todas las cosas que Cristo encomendó a los doce originales. ¿Fueron los doce ordenados a bautizar y ministrar la cena del Señor? ¡También lo es cada cristiano verdadero como sucesor de los apóstoles!
Aquí tenemos prueba suficiente que todos los creyentes en Cristo están calificados a cumplir lo que los discípulos originales hicieron, incluyendo la Ministración del bautismo y la cena del Señor. Las palabras de Cristo efectivamente destruyen la ficción de una clase especial de clero enseñoreándose sobre laicos. Uno podría pensar que este "gran exégeta" pudo ver este hecho claramente de la Gran Comisión, pero no lo hizo. Este error elemental fue la base del poder papista que Calvino ejerció en opresión sobre los ciudadanos de Ginebra.
Peor aún, ¿cómo podrían los sacerdotes y obispos de la iglesia católica, que ni eran salvos sino que creían y enseñaban una salvación falsa a través de obras y rituales, poder calificar como los sucesores de los apóstoles? Y ¿cómo podrían los ministros calvinistas, quienes desacordaban tan marcadamente con Roma sobre el Evangelio, no obstante ser co-sucesores, y compartir con el clero católico romano el derecho exclusivo para bautizar y administrar la Eucaristía? El “brillante exegesis” de Calvino lo condujo a graves errores y contradicciones tan descarada que uno se pregunta cómo los calvinistas de hoy pueden pasar por alto o tolerarlos.
Además, Calvino también enseñó que no existía ninguna diferencia entre el bautismo practicado por Juan el Bautista y el bautismo que Cristo mandó a sus discípulos de llevar a cabo: "Concedo que el de Juan era un bautismo verdadero, siendo el mismo con el bautismo de Cristo... el ministerio de Juan era el mismo que Jesús luego delegó a los apóstoles".[9] Esto está claramente equivocado y nosotros no necesitamos discutirlo. El bautismo de Juan "para arrepentimiento" (Mateo 3:11) no tenía nada que ver con la identificación del creyente con Cristo en su muerte, sepultura y resurrección, como es el caso del bautismo que Cristo dijo a sus discípulos que practicaran.
El hecho de que Pablo consideraba diferente el bautismo de Juan e inadecuado para los creyentes en Cristo (Hechos 19:1-6) es explicado por Calvino con la fantástica idea de que éstos no habían recibido el bautismo de Juan,[10] sin embargo, en respuesta a la pregunta de Pablo, "¿En qué, pues, fuisteis bautizados?", a lo que respondieron, "En el bautismo de Juan".
Tal parece que los calvinistas están dispuestos a tolerar una gran cantidad de errores impartidos por Juan Calvino y aun así lo consideran como uno de los exegetas más grandes en la historia. Sin embargo, con un estudio cuidadoso de lo que Calvino enseñó en sus institutos, tenemos una opinión muy diferente.
Que Calvino estaba equivocado en muchos otros puntos debería de aliviar el dolor de tener que admitir que quizá también estaba equivocado en el TULIP. Sin embargo por la alta estima en que tienen a Calvino, evitan esta simple admisión de los graves errores de su parte.
Encontrando la exegesis “No disponible”
No hay duda de que la interpretación calvinista de Juan 6:37-45 es contrario al tenor entero de la Escritura. Examinémoslo, también, en este contexto específico. En Juan 6:65, Jesús utiliza un lenguaje ligeramente diferente diciendo lo mismo: "Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere (griego didomi)". Note que esto no es dar el pecador al hijo, sino el dar al pecador (dar a él), haciendo posible que venga a Cristo.
Sin duda, es justificable el tomar como mínimo lo que dice en el versículo 65 una posible indicación de lo que Cristo quiso decir que el padre atrae: es decir, que el padre le da la oportunidad de venir. De hecho, tenemos una abundancia de Escrituras indicando que esta oportunidad se la da a todo el mundo a través del Evangelio. Esta simple comprensión refuta adecuadamente la afirmación de White que "no existe una exégesis significativa del pasaje no reformado". Sin duda esta es una de las posibilidades.
De hecho, encontramos que la misma palabra griega (didomi) se utiliza para "dar" varias veces en el Nuevo Testamento en una forma que permite una interpretación claramente no calvinista de las palabras de Cristo, y que también es coherente con el énfasis Bíblico en general sobre el amor y la misericordia de Dios. Por ejemplo, Pablo usa didomi cuando dice que Dios "pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas" (Hechos 17:25). Los siguientes son algunos de los muchos lugares donde “didomi” se utiliza para indicar algo dado por Dios y que los hombres pueden ya sea recibirlo o rechazarlo, obedecer o desobedecer, y que también implica su cooperación:
Seguramente, todos estos usos (y otros como ellos) nos dan amplia razón para la exégesis no tan reformada que White dice que no está "disponible". El Padre atrae a los perdidos a Cristo dando (didomi) a ellos la oportunidad de creer. La entrega de aquellos que creen que el Hijo es de otra naturaleza. Y aquellos que son atraídos por el padre deben, en respuesta a la atracción del padre, "verlo" con los ojos de fe y creer en él para ser salvos. La entrega de los redimidos por el Padre al Hijo es otra cosa — es una bendición especial para aquellos que creen.
Cristo está diciendo que no podemos exigir salvación — debe ser dado a nosotros por Dios. La salvación implica un nuevo nacimiento y ningún hombre puede regenerarse a sí mismo en la familia de Dios; este privilegio solo lo puede dar Dios y sólo Dios tiene el poder de efectuarlo por su Espíritu Santo. Sin embargo en todo esto, no hay base bíblica ni racional para creer que Dios sólo concede esto para un grupo selecto que lo retiene al resto de la humanidad o que Dios lo obliga irresistiblemente sobre cualquiera.
Cristo no dice que el Padre fuerza, arrastra o irresistiblemente obliga a nadie a venir a Él. De hecho, Cristo da todo la indicación de que hay una clara responsabilidad por parte de los que están siendo atraídos a creer en él: "el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás... que aunque me habéis visto, no creéis"(John:6:35-36 [35] And Jesus said unto them, I am the bread of life: he that cometh to me shall never hunger; and he that believeth on me shall never thirst.
[36] But I said unto you, That ye also have seen me, and believe not.
See All...); "y no queréis venir a mí para que tengáis vida" (Juan 5:40). No se trata de que "no pueden porque mi padre no les atrae," sino que "usted no quiere."
En cambio, la visión calvinista de "atraerle" deja el "vengan a mí" sin sentido, absolviendo al pecador de cualquier responsabilidad de venir, arrepentirse o creer. Uno no puede ser responsable de lo que uno no puede hacer. A como lo hemos documentado ampliamente, el calvinismo enseña que el pecador está muerto y no puede responder a menos que Dios lo regenere primero por la Gracia Irresistible y luego le hace creer. En ninguna parte se puede encontrar tal enseñanza en las Escrituras, y ciertamente no en este pasaje.
Jesús dijo, "más mi Padre os da el verdadero pan del cielo." (Juan 6:32). No existe indicación de una alimentación forzada. De hecho, Cristo dice, "Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. ... Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna;"(Juan 6:35, 40, 47). Él sigue diciendo, "Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera." (Versículo 51).
La metáfora que Cristo eligió de comer y beber contradice el calvinismo. Es claro en este pasaje entero que comer y beber el cuerpo y sangre de Cristo es una metáfora para creer en Él, como lo admiten Schreiner y Ware: "Venir a Jesús es satisfacer su hambre y creer en él es saciar su sed."[11] A pesar de que el calvinista intenta decir que la fe para creer es dada por Dios, para hacer que los elegidos puedan creer, esta idea apenas cabe en la analogía de comer y beber. Sin duda es responsabilidad de quien el Padre le da el "pan de vida" voluntariamente comerlo. No hay ninguna, indicación de que el pan de vida es dado forzosamente a comer a los elegidos a través de la Irresistible gracia.
La Responsabilidad Humana
Las palabras de Cristo, " Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere", sin la ayuda del Espíritu Santo, nadie puede venir al Señor. Mientras que la interpretación de White que "ningún hombre puede venir a mí", por no tener poder para tomar una decisión por sí mismo, porque Cristo no niega al hombre de la necesidad o una capacidad activa y de tener fe. El Padre solo puede atraer, pero el hombre debe venir a Cristo, porque esta gracia le es dada del Padre. Y cientos de pasajes nos dicen que esta dadiva (didomi) es un regalo del amor de Dios y al igual que entrego a Su Hijo a morir por nuestros pecados, lo hizo para el mundo entero. Tal entendimiento es compatible con las repetidas invitaciones de las Escrituras, invitaciones que no tendrían sentido sin una responsabilidad definida por parte del hombre y la capacidad de "venir" cuando es "atraído". El hombre tiene una opción por cumplir: venir o no, comer o a beber de Cristo o a las cosas de este mundo y de Satanás.
Es cierto que la Biblia dice que "no hay quien busque a Dios" (Romanos 3:11). Pero eso es sólo un lado del caso y la Biblia deja claro que esta declaración no significa que, como insiste el Calvinismo, que ningún hombre es capaz de buscar. No es que el hombre carece de la capacidad de buscar a Dios o que Dios retiene la gracia esencial para venir a Él. El problema es que el hombre, por sí mismo, carece del deseo de buscar a Dios. Cegado por el pecado y obsesionado con el mismo, el hombre busca todo excepto a Dios (incluidos los dioses falsos que encuentra más atractivos) hasta que, por el Espíritu Santo, es convencido de pecado y convencido de su necesidad de un Salvador, y es atraído a Cristo.
En infinito amor e ilimitada gracia, Dios continuamente alienta al hombre a buscarlo. Aunque muchos y quizá la gran mayoría (porque amplio es el camino que lleva a la destrucción), rechazan la voz del llamado del Espíritu Santo y de Cristo para venir a él, muchos responden a este llamado en arrepentimiento hacia Dios y fe en nuestro Señor Jesucristo, el mensaje que Pablo predicó (Hechos 20:21). Es por eso qué Pablo se expendió — predicando el evangelio en el intento de persuadir a los hombres (2 Corintios 5:11) a venir a Cristo — y también nosotros.
El hombre es responsable de responder a la conciencia, al Evangelio y a la contienda del Espíritu Santo en sus vidas (Génesis 6:3). Tampoco podemos como creyentes evitar nuestra responsabilidad de obedecer a la orden de Cristo de predicar el Evangelio y hacerlo en el poder del Espíritu Santo con persuasión y convicción sincera. Pablo y Bernabé " hablaron de tal manera que creyó una gran multitud de judíos, y asimismo de griegos" (Hechos 14:1). Igual que nosotros, "ministre conforme al poder que Dios da" (Como oráculos de Dios) (1 Pedro 4:11).
La Sed Universal que Solo Dios puede Satisfacer
David dijo, "Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro. Tú rostro buscaré, oh Jehová;"(Salmo 27,8). Los hijos de Coré cantaron, " Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía” (Salmo 42:1). Otras Escrituras podrían citarse con el mismo sentido. No sólo se exhorta de esta manera a los elegidos, sino a todos los hombres en todos los tiempos y lugares (y esto incluye incluso a los malvados e injustos, lo cual todos somos por naturaleza)
Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. (Isaías 5:6-7) El Dios que hizo el mundo y todas las cosas… Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres… para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros… (Hechos 17:24-27)
La interpretación calvinista de Juan 6, en su intento de demostrar la Limitada Expiación y la Irresistible Gracia, hace que las Escrituras como la anterior carezcan de sentido. ¡No hay forma de que "injustos... impíos… de todas las Naciones de los hombres" puedan convertirse en los "elegidos"! Sin duda, la Biblia enseña la responsabilidad humana de creer y buscar al Señor. No enseña que solamente un grupo de elegidos son atraídos irresistiblemente a venir a Dios y a Cristo sin voluntad ni deseo de su parte. La invitación de Cristo, "Ven a mí," seguramente significa que, aunque el hombre no vendría por su propia voluntad sin que el Padre lo atraiga, el Padre mediante el Espíritu Santo atrae a los hombres a Cristo y estos como agentes morales pueden ceder y venir por un acto genuino de fe y voluntad o resistir y no venir.
¿Porque Dios les instaría a buscarlo, y porque Cristo les invitaría venir a Él, a los hombres que, si fuera verdad el calvinismo, son totalmente depravados y muertos en el pecado que incluso no pueden oír su voz o hacer un movimiento hacia Él? De hecho, si el calvinismo fuera cierto, ¿por qué Cristo diría "Venid a mí y beba" a alguien? La invitación no sería apropiada para los elegidos, ya que su venida es sólo porque el Padre los atrajo irresistiblemente. Y tampoco sería apropiado para los no elegidos, porque no hay manera en que podrían venir aun si tuvieran el deseo.
La visión extrema que interpreta la depravación humana y el estar muertos en pecado en el sentido de que el hombre natural no puede buscar y encontrar a Dios es repudiada por literalmente cientos de versículos de la Biblia. Los pocos lugares donde dice que el hombre no busca a Dios son superados por muchos pasajes que animan a los que buscan a Dios. Aquí, alguno de ellos:
Si los hombres por si solos no pueden buscar a Dios a menos que Él los obligue a hacerlo con la Irresistible Gracia, ¿qué quieren decir todos estos pasajes y muchos más como ellos? Que el hombre no regenerado pueda ser motivado a buscar y aun después encontrar a Dios está claro en muchas Escrituras. Dios insta a un Israel incrédulo y rebelde, "y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón" (Jeremías 29:13). ¿Irresistiblemente atraídos sin entender? No, "porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay y que es galardonador de los que le buscan" (Hebreos 11:6).
Más Contradicciones
Calvino mismo muchas veces contradijo sus propias teorías. El enseñó que todos los hombres "nacen y viven con el propósito expreso de aprender a conocer a Dios" y por lo tanto, "está claro que todos aquellos que no dirigen todos sus pensamientos y acciones de su vida a ello, no cumplen con la ley de su ser".[12] En este caso, Calvino estaba de acuerdo con lo que dice la Biblia, pero estaba contradiciendo el mismo calvinismo. ¿Cómo podría la "ley de su ser" obligar a toda la humanidad buscar a Dios, cuando no son capaces de hacerlo? Tendría sentido que los hombres no estén dispuestos a cumplir la "ley" de su ser, pero el ser incapaz de hacerlo sería acusar al creador.
Después de haber reconocido el hecho de que Dios hizo al hombre para buscar, encontrar y conocerlo, ¿cómo podría Calvino creer en la Total Depravación? ¿Habría hecho Dios a todos los hombres con el propósito de buscarlo después de conocerlo, como lo dice claramente Pablo en el Areópago de Atenas (Hechos 17:26 -28) y al mismo tiempo ser negligente en proporcionar la misma gracia que necesitan para buscarlo y conocerlo? Y ¿por qué Dios predestina a condenación a multitudes antes de nacer a los que traería al mundo "con el propósito expreso de aprender y conocerlo"?
Calvino se contradecía aún más y a las Escrituras con el argumento agregado que cuando los hombres "piensan en Dios, esto es en contra de su voluntad; nunca se aproximan a él sin ser arrastrados ante su presencia, y cuando esto sucede, en lugar de tener un miedo voluntariado de reverencia de la majestad divina, solo sienten un temor forzado y servil que el juicio divino extorsiona... que mientras están en temor, al mismo tiempo también odian."[13] Este horrible cuadro anti-bíblico generó la idea de la Irresistible Gracia.
¿Y que de los elegidos? ¿No fueron ellos una vez totalmente depravados, y aun así fueron atraídos a Dios? ¿Y qué de las muchas Escrituras (algunas de las cuales hemos citado) de quienes tuvieron el deseo de buscar a Dios? ¿Dónde en la Biblia dice que Enoc (quien caminó con Dios) o Abraham (el amigo de Dios) o Moisés (que hablaban con Dios cara a cara) o David (cuyos Salmos dan testimonio de una búsqueda perpetua y sed de Dios) o Daniel (que por su tiempo tan preciado con Dios en la oración que aun con la amenaza de ser arrojado a los leones no le desanimaban a hacerlo)? Etc… ¿Donde dice que estos fueron irresistiblemente atraídos por Dios y que Dios cambió su voluntad sin una cooperación dispuesta de su parte? Se nos dice que "Daniel propuso en su corazón" (Daniel:1:8But Daniel purposed in his heart that he would not defile himself with the portion of the king's meat, nor with the wine which he drank: therefore he requested of the prince of the eunuchs that he might not defile himself.
See All...) — no que él fue regenerado y luego le fue dada la fe y el deseo de buscar a Dios.
La Biblia contiene abundante testimonio del hecho de que los hombres pueden ser atraídos a Dios y estos llegan dispuestos a caer a sus pies y adorarlo. Pero aunque la imagen del tipo de hombre totalmente depravado que Calvino describe fuera cierto, ¿No sería esto aún más razón para que Dios quien es amor, extender su gracia a toda la humanidad con el fin de cumplir el propósito para el cual incluso Calvino admite que los creó? La interpretación calvinista de Juan 6 socava cientos de otras Escrituras.
Los calvinistas parecen demasiado ansiosos por acoger unos versículos que dicen que el hombre no busca al Señor, y muy renuentes en aceptar el mayor número de versículos que instan al hombre a buscar Dios y que enseñan que muchos hallan a Dios y lo aman. Lamentablemente, el Dios del calvinismo es muy selectivo con su amor y gracia y se agrada en condenar a miles de millones. En defensa del verdadero carácter de Dios, insistimos una vez más, que éste que muestra el calvinismo, no es el Dios de la Biblia.
1. Roland Bainton, Michel Servet, hérétique et martyr (Geneva: Droz, 1953), 152-153, letter of February 26, 1533, now lost.
2. John Calvin, institutes of the Christian Religion, trans. Henry Beveridge (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1998 ed.), IV: xvi, 4.
3. Ibid., xv, xvi, 3, 4, 8, 10, 17-32.
4. New Geneva Study Bible, 38.
5. T. A. McMahon, in an unrecorded interview.
6. Calvin, institutes, IV: xvi, 4.
7. Ibid., xv, 16–17.
8. Ibid., 20.
9. Ibid., 18.
10. Ibid.
11. Thomas R. Schreiner and Bruce A. Ware, eds., Still Sovereign: Contemporary perspectives on Election, Foreknowledge, and Grace, (Grand Rapids, MI: Baker Books, 1995) , 14.
12. Calvin, institutes, I: iii, 3.
13. Ibid., I: iv, 4.