Antes de comenzar lo que se convirtió en un urgente y profundo estudio del calvinismo, yo pensé que yo era calvinista al menos en un punto. De seguro mi creencia en la seguridad eterna- la seguridad de vivir eternamente en la presencia de Dios al ser redimido por Cristo y que estoy seguro en el, debe ser lo mismo que la Perseverancia de los Santos del Calvinismo. Sin embargo resultó no ser el caso, y me sorprendió descubrir por qué.
La garantía bíblica de la salvación no depende de su rendimiento, sino en la verdad del evangelio que Cristo murió por los pecados del mundo y en su promesa de que todo aquel que cree en Él recibe el don gratuito e incondicional de la vida eterna.
En cambio, la garantía del calvinista está en que Dios le ha predestinado a la vida eterna como uno de los elegidos. Coppes insiste en que "la respuesta de Dios para las dudas... la única fuente adecuada de la seguridad de la salvación... de llegar al cielo (glorificación) es la doctrina de la predestinación."[1] Como veremos este punto de vista tiene serios problemas. ¿Cómo sabe el calvinista que es uno de los elegidos que han sido predestinados? Su rendimiento juega una gran parte en ayudarle a saber si está o no entre ese grupo selecto.
En contraste, mi fe, esperanza, confianza y seguridad están en mi Salvador, el Señor Jesucristo, quien pagó la pena completa por mis pecados en la Cruz. Por lo tanto, según su promesa, la cual he creído, mis pecados son perdonados. Yo he nacido de nuevo en la familia de Dios como su hijo querido. El cielo es mi hogar eterno. Mi esperanza está solo en Cristo.
Cristo llama, "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar." (Mateo 11:28). Cargado con el pecado, fui a Él y, tal como lo prometió, encontré descanso eterno solo en él. Cristo garantiza, "y al que a mí viene, no le echo fuera" (Juan 6:37). Llegué a Él por la fe en su palabra y Él nunca me echa fuera-i.e., nunca puedo perderme. Mi garantía está en su promesa y su poder que me guarda, no en mi esfuerzo o rendimiento. Él dijo: "y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano [mis ovejas]"(Juan 10:28). De hecho sería extraño la “vida eterna” si fuese mía hoy por su don de gracia y luego quitado de mi mañana por su juicio.
Sin embargo, muchos cristianos profesantes (incluyendo muchos calvinistas de cinco puntos que creen en la Perseverancia de los Santos) están afligidos con dudas sobre su salvación. Las dudas atacan incluso a los calvinistas principales.
Zane C. Hodges señala que "el resultado de esta teología es desastrosa. Ya que, según la creencia puritana, la autenticidad de la fe de un hombre sólo puede ser determinada por la vida que lleva y la seguridad de salvación se hace imposible en el momento de la conversión".[2] Y se podría añadir que también esto sería cierto en cualquier momento después de su conversión, si su vida en algún momento no cumple con el estándar bíblico.
Piper y su personal escriben, "Nosotros debemos reconocer que nuestra salvación final está condicionada a la subsecuente obediencia que viene de la fe".[3] ¡Es pequeño el consuelo o seguridad en mi capacidad para obedecer! De hecho, el quinto punto se llama Perseverancia de los Santos, la cual pone la carga sobre mí. No es de extrañarse, entonces, como lo ha comentado R. T. Kendall, que "casi todos los Puritanos 'divinos' sufrieron grandes dudas y desesperación en sus lechos de muerte al darse cuenta que sus vidas no dieron evidencia perfecta de que fueron elegidos".[4]
Por otra parte Armenio, contrario a la falsa calificación sobre él por sus enemigos, tenía perfecta seguridad. Declaró con confianza que el creyente puede "salir de esta vida... para comparecer ante el trono de la gracia, sin ningún temor o preocupación..."[5]
Una inseguridad de salvación endémica
Curiosamente, la razón de tal incertidumbre entre calvinistas se encuentra donde uno espera que este la garantía — en la "P" de TULIP: Perseverancia de los Santos. Claramente, el énfasis está en la fidelidad del creyente en perseverar y no en el poder de Dios de guardar.
Extrañamente, la certeza de la salvación y la confianza de su destino eterno no se encuentran en el quinto punto del calvinismo donde uno lo esperaría. Tampoco se puede encontrar en los otros cuatro puntos. De hecho, aunque muchos calvinistas lo negarían, la incertidumbre en cuanto a la salvación final, esta entretejida en la estructura misma del calvinismo.
Congdon escribe, "la garantía absoluta de la salvación es imposible en el calvinismo clásico... [Énfasis suyo]. Entienda por qué: Ya que las obras son un resultado inevitable de la 'verdadera' salvación, uno solo puede saber si él o ella es salvo por la presencia de buenas obras. Pero ya que nadie es perfecto... cualquier garantía es, en el mejor de los casos, imperfecto. ¡Por lo tanto, usted puede pensar que cree en Jesucristo, que tuvo una fe salvadora, pero lamentablemente, comete errores, se equivoca... y por no ser salvo, está totalmente ciego al hecho de que no es salvo...! R. C. Sproul... en un artículo titulado 'Seguridad de salvación', escribe: hay gente en este mundo que no son salvos, pero que están convencidos de que lo son...
“! Cuando nuestra seguridad de salvación está basada en lo más mínimo de nuestras obras, nunca podremos tener seguridad absoluta...! Pero ¿Nos desaniman las escrituras de tener garantía objetiva de la salvación? ¡Claro que no! por el contrario, el Señor Jesús (Juan 5:24), Pablo (Romanos 8:38-39) y Juan (1 Juan 5:11-13) no tienen ninguna reserva en ofrecer garantía absoluta y objetiva de la salvación. Además, las obras nunca están incluidas como requisito para la seguridad de salvación”.[6] Bob Wilkin de la Sociedad Evangélica de Gracia informa lo que oyó en la Conferencia Nacional Ligonier de Sproul (con aproximadamente 5.000 en asistencia), 15-17 de junio de 2000 en Orlando, Florida:
John Piper... se describe a sí mismo como un calvinista de "siete puntos "... [Y dijo] que ningún cristiano puede estar seguro de que es un verdadero creyente; por lo tanto, hay una constante necesidad de ser dedicado al Señor y de negarnos a nosotros mismos para que podamos lograrlo. [Debemos perseverar hasta el fin en la fe para ser salvos.[7]] Esto me pareció extraño, ya que había tanto énfasis en la soberanía de Dios en esta conferencia. Pero al llegar al grano, dentro de la perspectiva reformada, Dios usa el miedo del infierno para motivar a los cristianos a vivir para él. Mi corazón está dolido mientras escribo esto desde Orlando. Siento una gran carga por la gente de aquí. ¿Por qué? Porque su teología hace que la seguridad de su salvación sea imposible. Este tema [la falta de seguridad] permeó la conferencia entera.[8]
¡Que comentario, que la falta de seguridad de salvación permeó la Conferencia Nacional de Ligonier con la presencia de calvinistas destacados! ¿Por qué debe ser así? Porque el calvinista no puede confiar en la promesa de Cristo de vida eterna en el Evangelio (ya que esa promesa es para los elegidos solamente), su seguridad radica en ser uno de los elegidos, pero ¿cómo puede estar seguro de que lo es? Piper escribe: "Creemos en... la seguridad eterna la seguridad eterna de los elegidos".[9] Y es aquí donde nos enfrentamos a un grave problema: ¿Cómo puede algún calvinista asegurarse de que está entre esa compañía selecta predestinada para el cielo?
Él no puede. No hay un solo versículo en la Biblia que dice cómo estar seguro de que alguno está entre los elegidos.
A pesar de que Cristo mandó que se predicase el Evangelio a cada persona que vive en el mundo entero, el calvinista dice que es eficaz solamente para los elegidos. Otros pueden imaginar que creen en el Evangelio, pero al no ser soberanamente regenerados, su fe no es de Dios y no les puede salvar. Tal y como Sproul y sus compañeros editores lo declaran, "el fruto de la regeneración es la fe. La regeneración precede fe".[10]
Por cierto, el Evangelio ofrece falsas esperanzas a los no elegidos y, ciertamente los condena. Así que, al creer el Evangelio no tiene ningún valor a menos que primero sea regenerado soberanamente por Dios sin la fe, después de haber sido predestinado a la salvación. Pero la predestinación fue determinada por Dios en la eternidad desde la antigüedad y, como escribe Packer, "decretada para nosotros en su consejo secreto"[11] — entonces, ¿cómo puede esta doctrina dar seguridad a alguien hoy? ¿Quién puede saber que está entre los elegidos secretamente predestinados?
No es de extrañar, entonces, que muchos calvinistas están plagados de dudas respecto a su salvación. Al enfrentar tales dudas, Vanoverloop da estas palabras de ánimo de "esperar piadosamente por una temporada de gracia más abundante".[12] Por otra parte, Otis sugiere que "una de las pruebas de que somos verdaderamente salvos es que nuestra fe va a perseverar hasta el final de nuestras vidas".[13] Pero ¿qué pasa cuando llegan las dudas, tales como el confrontado: “casi todos los Puritanos 'divinos'"?
Desacuerdo en un Punto Vital
Es cierto que no hay un acuerdo general sobre este punto. Muchos calvinistas afirman que creer el evangelio trae seguridad. En un Simposio de calvinistas, el ensayo sobre la seguridad por D. A. Carson, que intenta dar una visión bíblica equilibrada, no ofrece ningún argumento calvinista típico para la Perseverancia de los Santos y es inconcluso.[14] Como hemos visto, Calvino enseñó que al haber nacido en una familia calvinista, automáticamente hace al niño uno de los elegidos, al igual que el bautismo de infantes, siempre y cuando uno cree en su eficacia. Así que, creer en el Evangelio no es una forma segura de salvación, pero sí lo es al creer en el bautismo de infantes.
Sproul declara, "Los bebés pueden nacer de nuevo, aunque la fe que ejercitan no puede ser tan visible como la de los adultos".[15] ¿Los infantes tienen fe en Cristo — solo que es menos visible? ¿Realmente cree esto Sproul o cualquier otro calvinista?
Por otra parte para el calvinista que busca garantía de que la fe es genuina, esto plantea otras dificultades, porque la fe es un don de Dios y no tiene nada que ver con la voluntad del hombre. Pero ¿cómo puede saber si la fe es un don de Dios o si se origina en su propia mente y la voluntad?
Dillow cita a Dabney que cada uno debe examinar su fe, porque es posible tener una fe falsa. Esto solo crea más preguntas. ¿Nos daría Dios una fe falsa? Calvino dijo que si y que lo hace. Así que si Dios da la verdadera fe a algunos y fe falsa a otros, ¿cómo podría saber si la fe que él piensa que tiene es genuina? ¿Quién podría hacerle frente a un engaño de parte Dios? Y ¿cómo pueden los niños examinar su "fe"?
Boettner continúa extensamente acerca de la fe que es la certeza de que uno está entre los elegidos y argumenta que la fe "no se le da a cualquiera, sino sólo los elegidos y la persona que sabe que tiene esta fe puede estar seguro de que él está entre los elegidos."[16] Pero, ¿Qué pasa con la fe falsa y la certeza que Calvino dice que Dios da a los no elegidos, para poder maldecirlos mejor? La Biblia de estudio de Ginebra no hace mención de este problema y sugiere incluso que Juan escribió su primera epístola para “asegurar a los que creen que realmente poseen el invaluable regalo de la vida eterna”.[17] ¿Cómo pueden los principales calvinistas ser tan ignorantes de lo que Juan Calvino enseñó?
Tratando de fortalecer su argumento desde un ángulo diferente, Boettner escribe, "cada persona que ama a Dios y tiene un verdadero deseo de salvación en Cristo está entre los elegidos, porque los no elegidos no tienen ese amor o deseo".[18] Sin embargo bajo esa norma, los cristianos en la iglesia de Éfeso hubieran dudado de su salvación, porque ya no tenían ese amor ferviente (Apocalipsis 2:4-5) — ni tampoco hay ninguna sugerencia de que no fueran cristianos verdaderos.
Los Puritanos luchaban con esta pregunta. Dillow acusa a Dabney de tratar en vano de defender un "tema que dominó trescientos años de debate Puritano inglés"[19] — en efecto un desacuerdo considerable en un punto muy clave. Sin embargo Armenio, declaró, "Mi opinión es, que sí es posible para quien cree en Jesucristo estar seguro... que es un hijo de Dios y está parado en la gracia de Cristo Jesús".[20]
Dillow, a pesar de ser un acérrimo calvinista, no está de acuerdo que la fe debe ser examinada. Argumenta, "la Biblia nunca aborda este tema... ¿Un hombre lucha por saber si ama a su hijo...? Sabemos que hemos creído bien si hemos creído según la verdad bíblica... La cuestión no es un examen racional de nuestra fe... [Sino] un examen racional del objeto de mi fe, Jesucristo y la oferta del Evangelio".[21] El continúa acusando a sus compañeros calvinistas de estar ceñidos en la preservación de un dogma:
Finalmente, la Biblia explícita e implícitamente afirma que la seguridad es parte de la fe salvadora... "La fe es la certeza de lo que se espera" (Hebreos 11:1). Pero además, la multitud de pasajes que nos dicen que "todo el que cree tiene vida eterna" implican sin duda que una persona que cree tiene vida eterna... Creer y seguridad son tan obviamente inseparables que sólo el interés de preservar la doctrina Experimental Pre-destinataria de perseverancia puede justificar su división.[22]
¿Incómodo con Jesús?
Sin embargo, siguiendo la enseñanza de Calvino, al igual que los testigos de Jehová y los mormones, muchos calvinistas creen que la única manera de asegurarse que su "llamado y elección" es real (2 Pedro 1:10) y que no es por fe, sino a través de las buenas obras. Curiosamente, aunque los primeros cuatro puntos del calvinismo insisten que el hombre no puede hacer nada, el quinto depende, según la opinión de muchos, del esfuerzo humano. Boettner cita Warfield: "Es inútil buscar garantía de elección fuera de la santidad de la vida".[23] Asimismo, Charles Hodge declara, "la única evidencia de nuestra elección... [Y] perseverancia, es de continuar pacientemente en hacer el bien".[24]
Pero el encontrar una garantía en las obras siempre deja preguntas sin respuestas en vista del hecho innegable de lo que hemos comentado antes, de que las aparentes buenas obras de los no salvos a veces logran avergonzar a cristianos profesantes. Además, el rendimiento puede ser de lo más excelente durante su vida, pero si falla en algún momento, ha perdido la garantía basado en el desempeño. R. C. Sproul expresó esta preocupación en cuanto a su propia salvación:
Un tiempo atrás tuve uno de esos momentos de aguda auto-reflexión... y de repente la pregunta me golpeó: "R. C., ¿qué pasa si usted no es uno de los redimidos? ¿Qué pasa si su destino no es cielo después de todo, sino el infierno?" Te diré que yo estaba inundado en mi cuerpo con un escalofrío que iba desde mi cabeza hasta la parte inferior de mi columna vertebral. Yo estaba aterrorizado. Traté de controlarme. Pensé, "bueno, es una buena señal de que estoy preocupado por esto. Sólo los verdaderos cristianos realmente se preocupan acerca de la salvación". Pero luego comencé a hacer un balance de mi vida, y miré mi desempeño. Mis pecados llegaron a mi mente y cuanto más analizaba, peor me sentía. Pensé, "tal vez es verdad. Tal vez yo no soy salvo después de todo". Fui a mi habitación y comencé a leer la Biblia. Y de rodillas le dije, "bueno, aquí estoy. Yo no puedo apuntar a mi obediencia. No hay nada que pueda ofrecer... Sabía que algunas personas sólo corren a la Cruz para escapar del infierno... No podía estar seguro de mi propio corazón y la motivación”. Entonces me acordé de Juan 6:68... ¡Pedro también estaba incómodo, pero se dio cuenta de que estar incómodo con Jesús era mejor que cualquier otra opción![25]
¿Incómodo con Jesús? ¿Dónde está la ventaja y certeza en eso? ¿No podría entonces de esa manera un musulmán obtener certeza de su creencia por estar incómodo con Mahoma y el Corán o un Mormón por estar incómodo con José Smith? ¿Por qué es mejor estar incómodo con Jesús que con Buda? ¿Dónde sugiere la Biblia, y mucho menos nos manda a estar incómodos con Jesús? Ni tampoco se enseña en este pasaje. ¡Esta idea parece más patética, viniendo de un líder cristiano y teólogo como, para garantizar que él es uno de los elegidos!
No hay escape de la necesidad de evidencia y de una fe sólida basada en esa evidencia, la cual la Biblia y el Espíritu Santo proveen en abundancia para el creyente. Pedro no podía entender lo que quiso decir Cristo acerca de comer de su cuerpo y beber de su sangre. Pero eso no cambió el hecho de que él sabía que Jesús era el Mesías. La declaración importante de Pedro fue “Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente"(Juan 6: 68-69).
Sin embargo, tal fe, no es suficiente para darle seguridad al calvinista. Todavía lo deja incómodo, porque los no elegidos a menudo piensan que creen en Cristo. Según Calvino, Dios incluso les ayuda con este engaño. ¿Dónde está eso en la Biblia?
Tenemos toda razón para estar muy cómodos con Jesús — y esto es una de las bendiciones y parte de la alegría de nuestra salvación. Tenemos prueba absoluta de que la Biblia es la palabra de Dios, que Jesús es el Cristo, que el Evangelio es verdadero, y que tenemos el testimonio del Espíritu Santo morando en nosotros. La Biblia da garantía absoluta: “Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios..." (1 Juan 5:13). Esa seguridad, según este texto de las Escrituras y muchos otros, son para todos aquellos que simplemente creen en Cristo. No hay ninguna otra base para la garantía del perdón de pecados y la vida eterna.
¿Por qué Sproul no confía en esas promesas? Porque, para un calvinista, la pregunta no es si ha creído en el Evangelio, sino que sí, ha sido predestinado desde la eternidad pasada por Dios para estar entre los elegidos y eso es una pregunta difícil, como muchos calvinistas han descubierto, para su propia consternación.
1. Leonard J. Coppes, Are Five points enough? The ten points of Calvinism (Denver, CO: self-published, 1980), 25, 27.
2. Zane C. Hodges, author’s preface to the Gospel under Siege (Dallas, TX: Kerugma, Inc., 2 nd ed. 1992), vi.
3. John Piper and Pastoral Staff, “TULIP: What We Believe about the Five Points of Calvinism: Position Paper of the Pastoral Staff” (Minneapolis, MN: Desiring God Ministries, 1997) 25.
4. R. T. Kendall, Calvin and English Calvinism to 1649 (Oxford: Oxford University Press,
1979), 2; cited without page number by Bob Wilkin, “Ligonier National Conference” (the Grace Report, July 2000).
5. Jacobus Arminius, the Works of James Arminius, trans. James and William Nichols (Grand Rapids, MI: Baker Book House, 1986), 1:667; cited in Laurence M. Vance, the Other Side of Calvinism (Pensacola, FL: Vance Publications, rev. ed. 1999), 591.
6. Philip F. Congdon, “Soteriological Implications of Five-point Calvinism,” Journal of the Grace Evangelical Society, Autumn 1995, 8:15, 55–68.
7. Piper and Staff, “TULIP,” 23.
8. Wilkin, “Ligonier,” 1–2.
9. Piper and Staff, TULIP,” 24.
10. New Geneva Study Bible, “Regeneration: The New Birth” (Nashville, TN: Thomas Nelson Publishers, 1995), 1664.
11. J. I. Packer, “The Love of God: Universal and Particular.” In Still Sovereign:
Contemporary perspectives on Election, Foreknowledge and Grace, ed. Thomas R. Schreiner and Bruce A. Ware (Grand Rapids, MI: Baker Books, 2000), 281.
12. Ronald VanOverloop, “Calvinism and Missions: Pt. 2, Unconditional Election”
(Grandville, MI: Standard Bearer, January 15, 1993), 185; cited in Vance, Other Side, 403.
13. John M. Otis, Who is the Genuine Christian? (n. p., n. d.), 39; cited in Vance, Other Side, 595.
14. D. A. Carson, “Reflections on Assurance.” In Schreiner and Ware, Still, 247–48.
15. New Geneva Study Bible, 1664.
16. Loraine Boettner, the Reformed Doctrine of predestination (Phillipsburg, NJ: Presbyterian and Reformed Publishing Co., 1932), 308.
17. New Geneva Study Bible (marginal note commenting upon 1 John:5:13These things have I written unto you that believe on the name of the Son of God; that ye may know that ye have eternal life, and that ye may believe on the name of the Son of God.
See All...), 1993.
18. Boettner, Reformed, 309.
19. Joseph C. Dillow, the Reign of the Servant Kings: A Study of Eternal Security and the Final Significance of Man (Haysville, NC: Schoettle Publishing Co., 2nd ed. 1993), 192–93.
20. Arminius, Works, 1:667.
21. Dillow, Reign, 193.
22. Ibid., 291.
23. Boettner, Reformed, 309.
24. Charles Hodge, A Commentary on Romans (Carlisle, PA: The Banner of Truth Trust, 1972) , 292.
25. R. C. Sproul, “Assurance of Salvation,” tabletalk, Ligonier Ministries, Inc., November 1989 , 2
Una Palabra Final
Mi corazón ha sido quebrantado por la tergiversación del Calvinismo del Dios de la Biblia, a quien amo con todo mi corazón y la excusa que esto ha dado a los ateos de no creer en él. Mi sincero deseo en escribir este libro ha sido defender el carácter de Dios en contra de las calumnias que niegan su amor para todos e insiste en que él no hace la salvación disponible para todos porque no quiere que todos se salven. Es mi oración que los lectores reconozcan que los líderes y autores cristianos, antiguos o modernos y no importando que tan respetados sean, son todos falibles y que la palabra de Dios es nuestra única autoridad.
La palabra de Dios declara que el Evangelio es "el poder de Dios para salvación a todo aquel que cree" (Romanos 1:16), son "las buenas nuevas de gran gozo," no sólo para algunos elegidos, sino "para todo el pueblo" (Lucas 2:10). Lamentablemente, la insistencia que sólo un selecto grupo ha sido elegido a la salvación no son "buenas nuevas de gran gozo a todas las personas". ¿Es tal doctrina bíblica?
Es mi oración que los lectores calvinistas que lograron llegar hasta este momento hayan sido plenamente convencidos de no tergiversar más al Dios de amor como uno que tiene predestinados a multitudes a la perdición eterna mientras que les retiene cualquier oportunidad para entender y creer en el Evangelio. ¡No sabemos cuántas personas han rechazado a Dios debido a esta distorsión lamentable, pero que ahora esa excusa sea negada a todo lector desde este tiempo en adelante! ¡Y que los creyentes tengan la confianza de que el Evangelio es la verdad de las buenas noticias para todas las personas, y que estas sean llevadas a todo el mundo!